En el incidente de Libia en 2011, los países occidentales instigaron al Consejo de Seguridad de la ONU a aprobar la resolución de establecer una zona de exclusión aérea sobre Libia con el alegado fin de “proteger a civiles”.
Y los aviones militares de países occidentales arreciaron ataques aéreos sobre ese país.
La sociedad internacional denunció que tal bombardeo bestial transgredió la resolución, pero ya fue tarde.
Los ataques aéreos indiscriminados de países occidentales causaron muchas pérdidas de vida de civiles y evacuados y destruyeron las ciudades y aldeas del país asiático.
La agencia noticiera china Xinhua censuró que la operación militar del Occidente en Libia se libró so pretexto de “humanitarismo” pero, el “éxito en la batalla” trajo la tragedia inhumanitaria.
Como vemos, todos los complots de los imperialistas trazados abusando del Consejo de Seguridad de la ONU traen la guerra de agresión, la masacre, la destrucción, la tragedia nacional y el arruinamiento del país.
Los yanquis y sus lacayos inventan una tras otra las “resoluciones de sanción” cuestionando atrevidamente el legítimo lanzamiento de satélite y las justas medidas de autodefensa de la RPDC. Lo consideramos como preludio del estallido de la guerra.
Es por eso que la Corea del Songun, que toma la independencia por su vida, entró en el enfrentamiento total calificando de abierta declaración de guerra las “resoluciones” anti-RPDC del Consejo de Seguridad de la ONU, producto de complots de los imperialistas.
El pueblo coreano no olvida todos los crímenes cometidos por el imperialismo norteamericano que desató la guerra coreana en la década de 1950 movilizando los mercenarios como “fuerzas de la ONU”.
No tienen la prescripción los tremendos crímenes que acarrean desastres de guerra a la nación pacifista y dañan la dignidad, la soberanía y la integridad territorial de un Estado soberano.
El ejército y pueblo de la RPDC desean tanto la paz, pero no temen nunca la guerra.
La guerra, que se desate en la Península Coreana, se extenderá a la guerra termonuclear mundial y acarreará una consecuencia imprevisible, señalan unánimemente los comentaristas militares.
La Corea del Songun de hoy no es la joven de la década de 1950.
La potencia del monte Paektu con inagotable poderío militar convertirá en el mar de fuego los nidos de agresión y cumplirá la empresa de reunificación de la patria sin perder la oportunidad si los imperialistas norteamericanos lanzan atrevidamente una chispa de guerra.