A la pregunta de un reportero de la ACNC formulada en relación con que la banda de los títeres surcoreanos sigue perpetrando el criminal rapto y el tráfico de los habitantes norcoreanos, el vocero del Comité Central de la Asociación de la Cruz Roja de la República Popular Democrática de Corea respondió el día 17 como sigue:
Como ya trascendidos, cuando se ha descubierto que la camarilla títere surcoreana trató de cometer otra barbarie antiética de raptar a los adolescentes y niños norcoreanos y llevarlos al Sur de Corea, le volvimos a exigir fuertemente parar inmediatamente esa sucia operación.
A pesar de esto, fue destapado hace poco otro caso igual en que están involucrados los agentes del Servicio de Inteligencia del Sur de Corea y los intermediarios en la trata de personas.
A instigación de las autoridades títeres surcoreanas, ellos llevaron a más de una decena de habitantes norcoreanos a un escondrijo en el país extranjero y cuando se tornó intenso el control, trataron de sacarlos de ese país tras guardarlos en la embajada surcoreana.
El caso causa más consternación si se toma en cuenta que Chongwadae se encargó directamente de esa operación.
Según medios de prensa, Park Geun-hye expresó lástima por el fracasado plan de raptar hacia el Sur de Corea a 9 niños y jóvenes de la RPDC y ordenó directamente esta vez a esconder en la embajada surcoreana en susodicho país a los habitantes norcoreanos secuestrados para que no se repita tal error.
Además, ella confirmó en la «sala de manejo de crisis», situada en el refugio antiaéreo subterráneo de Chongwadae, el curso de traslado de norcoreanos raptados hasta el último.
Según la indicación de Chongwadae, los agentes interesados y el personal de la embajada surcoreana llevaron en secreto a esta sede diplomática a los habitantes norcoreanos dividiéndolos en varios grupos por el temor a que los descubrieran si se movían todos juntos.
Los medios surcoreanos informan que eso pareció una operación de inteligencia, puntualizando que es «inusual que la presidenta haya confirmado y dirigido personalmente (esa operación)».
El presente caso de secuestro demuestra que los crímenes antiéticos de la banda surcoreana entran en la etapa imprudente adquiriendo carácter organizado, lo cual significa imperdonable provocación contra la RPDC.
La camarilla títere se dedica más obstinadamente a la seducción y secuestro sin hacer caso de la crítica del interior y exterior con el objetivo de recuperar la fracaso de la reciente operación para el secuestro de jóvenes y niños norcoreanos y evitar la crítica del interno y externo dirigida para sí misma por la quiebra de las conversaciones de autoridades de ambas partes coreanas y a la larga infundir más el ambiente conflictivo anti-RPDC.
A través del presente caso se ha hecho más evidente que Chongwade es autor de la seducción, secuestro y tráfico de los habitantes de la RPDC.
Tales maniobras dirigidas directamente por Chongwadae comprueban que la «confianza» y el «diálogo» son mentiras y las autoridades surcoreanas no tienen ni una mínima voluntad de mejorar las relaciones íntercoreanas sino la maligna intención de confrontación.
Los títeres hicieron siniestramente el trabajo trasero por introducir hasta a otros países en la campaña intrigante anti-RPDC y en la seducción y secuestro, lo cual pone al desnudo su vil naturaleza de gángsteres internacionales y traficantes de seres humanos.
Ahora los nueve jóvenes y niños y otros nuestros habitantes, repatriados liberándose por fortuna de las garras de secuestro, condenan muy indignados los crímenes de lesa humanidad de la banda títere del Sur de Corea.
Cuanto más los títeres surcoreanos se entregan a la seducción y secuestro, tanto más mostrarán su naturaleza de criminal anti-DDHH y provocarán la ira y la condena de todo el mundo.
La banda títere debe dejar de inmediato la seducción y el secuestro a los habitantes de la RPDC.
Si ella sigue recurriendo a la campaña intrigante anti-RPDC a pesar de la condena del interior y exterior y las reiteradas advertencias de la RPDC, asumirá la entera responsabilidad de la grave consecuencia que se emane de sus actos.