Declaración del Comité de Defensa Nacional sobre las maniobras de guerra biológica de los EE.UU.
Con respecto a que se revelaron de nuevo las maniobras de Estados Unidos de acarrear a la nación coreana los desastres de la guerra bacteriológica, el portavoz del Comité de Defensa Nacional de la República Popular Democrática de Corea hizo pública el día 3 una declaración.
La nota señala que el presente caso demuestra una vez más que EE.UU. es la horda de bandidos y bestias que amenazan la subsistencia de la humanidad y convierten sin vacilación el territorio surcoreano en el infierno humano y campo de prueba de armas bioquímicas sin tomar en consideración la ley internacional.
Al respecto, el Comité de Defensa Nacional de la República Popular Democrática de Corea aclara la siguiente posición de principios:
Primero, EE.UU. debe reconocer su tremendo crimen contra la nación coreana y el mundo y regresar sin demora a su nido con los pertrechos de guerra nuclear y los medios de armas biológicas, emplazados a puertas cerradas por doquier del Sur de Corea incluso la base aérea en Osan.
El Sur de Corea, mitad de nuestra patria, no es el escenario donde las bestias norteamericanas actúan a su antojo trazando la intriga de guerra nuclear y bacteriológica para exterminar a la nación coreana.
Segundo, los habitantes de distintos estratos surcoreanos deben levantarse como un solo hombre en la lucha pannacional por frustrar los preparativos de guerra nuclear y bacteriológica de los imperialistas norteamericanos.
Tienen que rechazar la palabra melosa del demonio norteamericano con la lucha antiyanqui y dar golpe al servilismo pronorteamericano de Park Geun-hye para defender con las fuerzas unidas nacionales nuestro territorio y nuestro destino.
Tercero, el mundo debe castigar implacablemente la intriga de EE.UU. que hace sin vacilación alguna hasta los preparativos de la guerra bacteriológica, prohibida por la ley internacional, calificándola de desafío más brutal a la paz y de tremendo crimen de masacre.
La Corte Penal Internacional debe sentenciar a muerte al presidente y al secretario de Defensa de EE.UU. y el comandante de las tropas norteamericanas ocupantes del Sur de Corea, que son autores del crimen, y a los caudillos títeres surcoreanos que se adhieren a ellos en el tribunal común de la humanidad.
Es irrealizable el malsano intento del imperio yanqui de convertir la Península Coreana en el infierno radiactivo nuclear y bacteriológico.
KCNA