Son irrefutables las atrocidades bacteriológicas de EE.UU., insiste ACNC
Hace poco, el periódico internacional online «Medio no.4» insertó el artículo «La divulgación de MERS en el Sur de Corea es el resultado de la prueba de guerra biológica del Pentágono», escrito por un reportero norteamericano de origen japonés.
El artículo enumera que el incidente de MERS está relacionado con la investigación de virus según el plan de guerra biológica del Departamento de Defensa norteamericano.
En estos momentos en que EE.UU. y las autoridades surcoreanas traman ardid para eludir la responsabilidad por el incidente de MERS en el Sur de Corea, se revelan uno tras otro los testigos que les molestan.
Ahora, el territorio surcoreano se encuentra en el peligro de MERS, y al mismo tiempo, se revelan las sospechas de ensayo de bacilos de antracosis con 90% de mortalidad y la botulina con la toxicidad de 100 mil veces más que la antracosis, horrorizando a la población surcoreana.
Y se dio a la publicidad el informe sobre las atrocidades bacteriológicas cometidas por EE.UU. en el período de la pasada guerra coreana (1950-1953). De esta manera, se ha evidenciado el intento de la guerra biológica anti-RPDC de las tropas norteamericanas ocupantes del Sur de Corea.
En el período de la Guerra de Liberación de la Patria, EE.UU. usó sin escrúpulos las armas bioquímicas infringiendo brutalmente la ley internacional y los reglamentos de guerra.
El imperio promovió a puertas cerradas los preparativos de la guerra biológica desde el principio del establecimiento del plan de guerra contra la RPDC.
El 25 de marzo de 1952, la agencia noticiera UP transmitió en Washington que «los estrategas militares norteamericanos dan importancia a la guerra biológica después de la bomba atómica como armas mortíferas».
Los estrategas militares norteamericanos dijeron que «las armas biológicas pueden aniquilar a todos los moradores de una ciudad sin dañar ni un edificio», citó y agregó que «después de 1947 quedaban como secreto las informaciones sobre la guerra biológica, pero podemos conocer a través de un poco de datos publicados por ellos mismos que EE.UU. posee las armas simples y baratas capaces de afectar a los seres humanos, los cultivos y los ganados».
Después de la derrota de Japón en la segunda guerra mundial, EE.UU. se enfrascó en coleccionar los datos de investigación de la unidad japonesa 731 de mala fama. Y en 1947, concertó un convenio secreto prometiendo no acusar al tribunal de criminales de guerra de Tokio al jefe de la unidad 731 Shiro Ishii y otras bestias, a precio de recibir a los especialistas de guerra bioquímica de la unidad y los resultados de sus experimentos con seres humanos.
Según ese convenio, Japón entregó a EE.UU. más de 8 mil datos sobre los experimentos de bacterias y gases tóxicos hechos con más de 3 millones 600 mil personas, los materiales de consulta, las fotos, las diapositivas, los diseños de bombas bacteriológicas, los órganos de investigación biológica y las instalaciones.
Y según la orden del comandante de las fuerzas armadas norteamericanas en el Extremo Oriente, MacArthur, Shiro Ishii y otros criminales de guerra de la unidad 731 se sumaron a la investigación de armas biológicas de las tropas norteamericanas.
Después, las autoridades surcoreanas recibieron sistemáticamente de EE.UU. los datos técnicos referentes a la investigación y el desarrollo de armas biológicas inclusive la tecnología de cultivo y extracción de bacterias y virus de más de 20 especies que generan cólera, viruela, fiebre amarrilla, peste, fiebre hemorrágica, tifus exantemático desarrollados por la unidad 731 y usados en el período de la pasada guerra coreana por los uniformados norteamericanos.
En 1976, introdujeron en el territorio surcoreano el destacamento del instituto de microbiología de la unidad 406 del instituto de armas biológicas de las fuerzas terrestres norteamericanas, estacionado en el departamento de Kanagawa de Japón, y establecieron en la Universidad Koryo y la Universidad Kyunghee los institutos bacteriológicos, donde cometieron los experimentos de armas biológicas con habitantes y estudiantes surcoreanos y comprobaron la efectividad de gérmenes patógenos hemorrágicos, enfermedad contagiosa de alta mortalidad.
EE.UU. estableció en su base aérea en Osan el laboratorio bacteriológico y operó una unidad especial para hacer los preparativos de guerra biológica y los amplió en los últimos dos años con el nombre de «plan de Júpiter».
Pues, la unidad 731 de ayer se ha cambiado en la base aérea norteamericana de hoy en Osan.
Las personas con sano juicio no se engañan nunca por la sofistería de los gobernantes estadounidenses que niegan sus horrorosas atrocidades de guerra biológica que ya fueron cometidas en Corea y continúan hasta la fecha.
Las atrocidades de guerra biológica de EE.UU. contra el pueblo coreano están registradas como crimen más bárbaro e inhumano en la historia mundial.
La sociedad internacional debe llevar a EE.UU., que quitó la vida de incontables coreanos y contaminó el territorio coreano con sus atrocidades bacteriológicas, al banquillo de acusado del tribunal internacional de criminales de guerra.
KCNA