«No necesitamos volver a las conversaciones en que se nos imponen demandas unilaterales»

El asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea, Kim Kye Gwan, hizo pública el día 11 una declaración que sigue:

Desde el comienzo del año nuevo, las autoridades surcoreanas se rasgan las vestiduras por trasladar con mucha urgencia el saludo de cumpleaños que envía el Presidente norteamericano a nuestro Presidente del Comité de Estado.

Ellas lo hacen como aviso de máxima urgencia agregando que en el encuentro con un funcionario de Chongwadae (Casa Azul), quien había visitado a Washington, el Presidente norteamericano le ha pedido que transmitiera sin falta su saludo a nuestro Presidente del Comité de Estado.

Parece que ellas no saben todavía que existe aparte el canal de enlace especial entre los máximos líderes de la RPDC y EE.UU.

Ya hemos recibido directamente como carta personal del Presidente estadounidense el saludo aludido que las autoridades surcoreanas acaban de trasladarnos con tanto jadeo y exaltación.

Esta vez, la parte surcoreana, que no es un miembro familiar, dio ese gesto frívolo, lo cual hace pensar que ella abriga todavía alguna esperanza en el papel de «mediadora» en las relaciones RPDC-EE.UU.

Trabar la amistad entre los máximos líderes es una cosa natural en la diplomacia entre los Estados. Pero, sería un poco atrevido que el Sur de Corea se entremeta de manera inoportuna en las relaciones amistosas existentes entre el Presidente Kim Jong Un y el Presidente Trump.

Como reconoce todo el mundo, no se llevan mal ambos dignatarios.

Sería una estupidez tener un hilo de esperanza de que la RPDC retorne al diálogo con EE.UU. a base de tal amistad o pensar en preparar un ambiente en ese sentido.

Hemos sido engañados por más de un año y medio y perdimos mucho tiempo en la mesa de diálogo con EE.UU.

Aunque el Presidente del CE tenga personalmente la simpatía por el mandatario Trump, ésta debe ser, al pie de la letra, un sentimiento «individual».

Como representante de nuestro Estado y sus intereses, él no discutirá los asuntos estatales a base de tal sentimiento privado.

Lo evidente es que no sucederá más nunca que perdamos el tiempo como antes siendo embaucados por EE.UU.

No se repetirán las negociaciones de Vietnam cuando propusimos cambiar las muy importantes instalaciones nucleares del país por el levantamiento de algunas sanciones de la ONU con la intención de reducir, aunque sea poco, los sufrimientos de la población pacífica.

No necesitamos volver a las conversaciones en que se nos imponen las demandas unilaterales ni tenemos ganas de cambiar algo por otro a modo de comerciantes en la mesa de negociaciones.

La reanudación del diálogo RPDC-EE.UU. será posible a condición de que el segundo acepte todas nuestras demandas, pero conocemos bien que él no está dispuesto para eso ni puede hacerlo.

Conocemos bien nuestro camino a seguir y marcharemos por esta senda.

Les convendría a las autoridades surcoreanas que se controlen si no quieren caer en la idiotez de perder lo todo debido a su ilusión irrisoria de que la RPDC volvería al diálogo sintiéndose agradecida como alguien por un feliz cumpleaños.

KCNA

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