Discurso de apertura del 8º Congreso del Partido del Trabajo de Corea pronunciado por Kim Jong Un

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El Máximo Dirigente Kim Jong Un pronunció el discurso inaugural en el VIII Congreso del Partido del Trabajo de Corea.

Su texto íntegro sigue:

Estimados camaradas delegados:

El VIII Congreso del Partido del Trabajo de Corea, que millones de nuestros militantes han preparado y esperado ansiosamente ardiendo de lealtad patriótica, se ha convocado en un momento sumamente importante y de gran responsabilidad para el desarrollo de nuestro proceso revolucionario.

Ante todo, rindo mi más profunda veneración y homenaje al gran Líder Kim Il Sung y al gran Dirigente Kim Jong Il, el primero fundador y ambos constructores del Partido del Trabajo de Corea y eternos Líderes de nuestro Partido, Estado y pueblo, en reflejo del ilimitado sentimiento de fidelidad de los delegados, los demás militantes, distintos sectores del pueblo y oficiales y soldados del Ejército Popular.

Delegados:

Ha transcurrido un lustro desde que el Partido y todo el pueblo emprendieron una nueva marcha para alcanzar la meta inmediata y cumplir las tareas definidas por el VII Congreso del Partido.

En este trayecto, que ha sido una sucesión de situaciones peliagudas jamás vistas en la historia, nuestra revolución se ha tropezado con grandes obstáculos en su avance, pero nuestro Partido ha cosechado inmensas victorias con sus acciones tenaces y correctas encaminadas a ejecutar su programa de lucha.

Nuestras cada vez más crecientes fuerzas internas y la posición del país en la palestra internacional que se ha elevado considerablemente durante el período del que rendimos cuenta, son indicios evidentes del devenir de la era de un nuevo ascenso y de grandes cambios en la construcción socialista.

Fue el VI Pleno del VII Período del Comité Central del Partido, celebrado en agosto pasado, que decidió convocar esta magna cita partiendo de un profundo análisis y evaluación del nuevo giro que toma nuestro proceso revolucionario y los imperativos de las condiciones objetivas y subjetivas.

Su convocatoria en una circunstancia tan compleja como la actual deviene un acontecimiento político de gran trascendencia tanto en vista de la influencia que pueda ejercer sobre el cambio y desarrollo de la situación interna y externa como en atención a la perspectiva de lucha de nuestro Partido en poder en un sistema socialista.

El anuncio de la histórica resolución de su convocatoria conmovió fuertemente a todo el pueblo quien expresó fervorosamente su beneplácito, así como propinó un golpe demoledor a todos los reaccionarios que sienten aversión por nuestra causa y tratan de impedirla.

Todo esto se debe a que el mismo hecho de convocar la suprema asamblea de nuestra organización política expone la firme confianza que siente en sí mismo nuestro Partido, deseoso de conducir a la revolución a otra fase de victoria, y constituye su voluntad inquebrantable y juramento solemne de cumplir con su cometido haciéndose cargo del futuro del Estado y así corresponder a la ilimitada confianza y expectativa del pueblo.

El Comité Central del Partido ha declarado ante el mundo que hará del presente evento un congreso que trabaja, lucha y avanza.

Con ello les ha prometido a sus militantes y el pueblo hacer un balance riguroso e imparcial de las labores llevadas a cabo por el Comité Central durante el período que revisamos, volver a definir concretamente el correcto rumbo de lucha y las tareas dirigidas a obtener nuevos triunfos en la construcción del socialismo a nuestro estilo, y adoptar medidas sustanciales correspondientes.

De ningún modo han sido pocos los logros alcanzados por el Partido en la lucha revolucionaria y la labor de construcción en los últimos cinco años del bregar arduo y glorioso.

Las portentosas victorias y acontecimientos producidos después del VII Congreso y dignos de ser registrados con letras mayúsculas en los anales de la nación de cinco milenios, garantizan con firmeza la perdurable y segura salvaguarda del destino de la patria y el pueblo y a la vez han dado lugar a una serie de éxitos y bases significativos y valiosos para la promoción de la construcción económica y el mejoramiento de la vida de la población.

A pesar de que el año pasado expiró el plazo de cumplimiento de la Estrategia Quinquenal para el desarrollo de la economía nacional, casi todos los sectores están muy lejos de alcanzar las metas que se trazaron.

Aún persisten desafíos externos e internos de toda índole que obstruyen y estorban nuestros avances y esfuerzos por obtener constantemente nuevos triunfos en la construcción socialista.

La receta mágica para superar con la mayor seguridad y celeridad las actuales dificultades que se interponen en nuestro camino radica en consolidar por todos los medios nuestras propias fuerzas internas.

A partir del principio de hallar la solución de todos los problemas atribuyendo los defectos no a otros sino a nosotros y fortaleciendo nuestro papel, el presente Congreso se ha propuesto analizar y revisar de forma global y exhaustiva nuestras experiencias, lecciones y errores durante el período que examinamos y, sobre esta base, determinar metas y tareas científicas de lucha que podemos y debemos cumplir infaliblemente.

Son inapreciables los éxitos que hemos alcanzado y también las experiencias amargas que hemos vivido.

Estos no pueden ser comprados con el dinero y son recursos valiosos para obtener nuevas victorias.

Nos corresponde fomentar y extender más los triunfos y éxitos que nos han costado sangre y sudor, al tiempo que prevenir que se repitan las lecciones dolorosas.

En particular, tener el valor de admitir los defectos que, de no subsanarlos, se transformarán en mayores tropiezos y escollos, y adoptar medidas drásticas para no volver a incurrir en los mismos.

En esta determinación y credo se fundamenta el presente evento.

Una vez que esta cita de lucha haya realizado eficientemente sus labores y presentado correctas líneas y orientaciones estratégicas y tácticas, la revolución coreana acogerá una nueva era de saltos y auge.

Igualmente, con ella como punto de partida, pasará a una nueva fase de desarrollo el empeño del Partido por la prosperidad del Estado y el bienestar de la nación.

Delegados:

Con el fin de hacer de la actual magna cita un congreso que trabaja, lucha y avanza, en los últimos cuatro meses el Comité Central del Partido ha dedicado ingentes esfuerzos a las siguientes labores.

Ante todo, ha analizado y revisado de forma integral y detallada y desde distintos ángulos el estado de ejecución de la resolución del VII Congreso para aprender experiencias y lecciones en pro del futuro avance y desarrollo.

A este efecto, organizó la comisión central de inspección no permanente y envió a sus integrantes a instancias inferiores con la misión de estudiar la situación real y atender a las opiniones de militantes obreros, campesinos e intelectuales.

Se enviaron grupos de la comisión a las provincias para conocer la realidad concreta y luego a los ministerios y demás órganos centrales, por dirección y sector, para una investigación intensiva, abarcadora y detallada.

Los mismos pusieron al desnudo los errores cometidos en la materialización de la resolución del VII Congreso, la negligencia en las tareas que se podían cumplir, los beneficios reales, la superficialidad, las causas de los errores, los defectos en la dirección partidista, etc.

Durante los preparativos del Congreso los departamentos del Comité Central del Partido y otras organizaciones partidistas de todo el país presentaron al Buró Político y al comité preparatorio del Congreso las sugerencias constructivas y concretas sobre los objetivos y planes de lucha, junto con el balance de sus quehaceres en los últimos cinco años.

Este proceso nos patentizó una vez más la gran verdad de que las masas son precisamente nuestras excelentes maestras y nos convenció de que hicimos muy bien en prestarle oídos a los criterios de las organizaciones y miembros partidistas como uno de los preparativos del Congreso.

Estos quehaceres revistieron una significación importante en hacer de este Congreso una cita revolucionaria y combativa, en el estricto sentido de la palabra, que refleje el sentir unánime de toda la militancia y de la resolución a ser adoptada próximamente una opinión de toda la organización política.

Como parte de los preparativos del Congreso se efectuaron también los quehaceres destinados a analizar y revisar la labor financiera del Partido en los últimos cinco años y a estudiar la manera de mejorarla.

Asimismo, se hizo un estudio a fondo encaminado a enmendar, conforme a los requisitos de la revolución en desarrollo y los principios autóctonos de la construcción partidista, los puntos de los Estatutos del Partido que no se ajustaban a la realidad por ser caducos y copias mecánicas de otros.

A su vez, analizamos plenamente las labores de los miembros del órgano de dirección del VII Comité Central del Partido y apreciamos en qué grado han contribuido al fortalecimiento del Partido y la revolución.

En vísperas de la magna cita las organizaciones de base, los comités de provincias, ciudades y distritos y otros que cumplen la misma función que los anteriores hicieron un balance sustancial de sus trabajos como órganos de dirección, así como celebraron exitosamente las reuniones dirigidas a seleccionar como delegados al Congreso principalmente a los militantes que en adelante desempeñarán el papel protagónico en la materialización de su resolución.

Para hacer del Congreso un evento que ilumine el camino de la revolución coreana para una nueva lucha, todos los militantes y otros habitantes del país celebraron como acontecimiento trascendental el aniversario 75 de la fundación del Partido con el brío de la arremetida frontal, se movilizaron en la Batalla de los 80 Días, culminándola con logros resonantes, para así asegurar la apertura exitosa del Congreso.

El elevado entusiasmo político de ellos que trabajaron con sinceridad y empeño para glorificar y potenciar más al Partido en vísperas del Congreso ha sido la manifestación de un extraordinario espíritu revolucionario que hoy no se puede apreciar en ninguna otra parte del mundo.

En medio de la crisis sanitaria mundial que tuvo una continuidad sin precedentes en el dificilísimo año pasado, vencieron con tenacidad las pruebas, lograron la unanimidad voluntaria de todo el pueblo en la prevención de la epidemia y, considerándola como una obligación patriótica, mantuvieron su estabilidad a toda hora y a cabalidad. Además, se levantaron como un solo hombre en el resarcimiento de las calamidades naturales, construyendo viviendas para más de 20.000 núcleos familiares en distintas partes del país. Estos méritos extraordinarios engalanarán otra página gloriosa del registro de luchas de nuestro Partido.

Además, desde todas latitudes del país los militantes y otros trabajadores de diversos sectores enviaron al Comité Central informes de sus valiosos éxitos.

Hago llegar mis fervorosos agradecimientos y saludos combativos a todos los militantes y otros habitantes, oficiales y soldados del ejército que en una encarnizada lucha contra múltiples dificultades manifestaron en alto grado el poderío de su unidad monolítica en torno al Partido y que con ardiente abnegación patriótica y grandes victorias defendieron con firmeza esta magna cita.

Aprovecho esta significativa oportunidad para extender mis saludos cordiales a los compatriotas en el extranjero y sus organizaciones, incluida la Chongryon (Asociación General de Coreanos Residentes en Japón).

En nombre del VIII Congreso del Partido del Trabajo de Corea, rindo mi profundo homenaje a todos los mártires patrióticos, recordando con respeto a los revolucionarios que dieron sin vacilación su vida por el fortalecimiento del Partido, la prosperidad de la patria, la felicidad del pueblo y el porvenir de la posteridad, y a los inolvidables camaradas de armas que están ausentes aquí.

Estimados delegados:

En un momento importantísimo y de gran responsabilidad, nos hemos reunido en esta cita significativa, asumiendo la más gloriosa y sagrada misión.

Nos hallamos en un punto de gran viraje que conduzca a una nueva fase de victoria la causa revolucionaria del Juche iniciada en el monte Paektu, en un momento decisivo que extienda a 80 años los 75 de la gloriosa historia del Partido del Trabajo de Corea en el poder. Estamos presentes aquí representando el destino, el futuro, la inteligencia y el talento de millones de militantes y decenas de millones de coreanos.

En este mundo de grandes retos e inestabilidad, asumimos la importante misión de conducir a Corea por el camino de mayor poderío y riqueza y de señalarle a nuestro pueblo el atajo de la felicidad.

En estos instantes son muy grandes la atención y la esperanza y ardiente el anhelo de todos los militantes y el pueblo en cuanto al presente Congreso que revisa su trabajo de cinco años y traza la línea de lucha y las orientaciones estratégicas y tácticas para abrir un nuevo camino.

Nos compete demostrar la máxima responsabilidad y fervor en este evento con miras a corresponder infaliblemente a la gran confianza y esperanza del pueblo que ha apoyado al Partido con su confianza incondicional en él y compartiendo el mismo destino con él y que ha defendido este Congreso con su plena abnegación y empeño.

Al congreso asisten 250 miembros del órgano de dirección del VII Comité Central del Partido y 4.750 delegados elegidos en las organizaciones del Partido a todos los niveles.

Los delegados están compuestos por 1.959 funcionarios partidistas y políticos, 801 cuadros estatales, administrativos y económicos, 408 militares, 44 directivos de las organizaciones de trabajadores, 333 funcionarios de los sectores de las ciencias, la educación, la salud pública, el arte, la cultura, los medios de difusión masiva y 1.455 trabajadores ejemplares.

Un diez por ciento de ellos, o sea, 501, son mujeres.

También asisten al congreso 2.000 observadores.

Jurando solemnemente, en representación de todos los participantes a este evento celebrado por octava vez en la sagrada historia del Partido, que el mismo será literalmente fiel a la ideología y causa revolucionarias de los grandes camaradas Kim Il Sung y Kim Jong Il, convencido de que será un punto de apoyo y un jalón histórico para el salto trascendental en la consolidación de nuestro Partido, el logro de la causa socialista, el fortalecimiento del poderío nacional y el mejoramiento de la vida de la población, y en espera de la participación sincera, responsable y activa de todos los delegados, declaro inaugurado el VIII Congreso del Partido del Trabajo de Corea.

ACNC

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