Proezas de la clase obrera y campesina en la retaguardia en los tiempos de guerra coreana
En ocasión del 68º aniversario de la gran victoria del pueblo coreano en la Guerra de Liberación de la Patria (1950-1953), la Agencia Central de Noticias de Corea hizo pública el 23 de julio una información detallada que transmite los méritos de lucha heroica, hechos por los habitantes de la retaguardia en los 3 años de esa contienda mediante su lucha tenaz e inflexible.
Según el documento, en los severos días de guerra, se creó el espíritu de Kunjari de la clase obrera de la industria armamentista, heredera de los que fabricaron con la mano vacía de la bomba Yongil, al el estilo del monte Paektu, y tomaron auge en distintas localidades del país la campaña por el aumento de cereales cosechados, la de transporte, la emulación por el incremento de producción y el movimiento de ayuda al frente.
En todo el período de guerra, se pusieron en pleno funcionamiento las fábricas armamentistas instaladas en la retaguardia.
La clase obrera de la comuna de Kunja, que fabricó por primera vez el fusil ametrallador y el mortero con las fuerzas y tecnologías propias después de la liberación de la patria en 1945, creó en las galerías del monte Paekyang el espíritu Kunjari, caracterizado por la autoconfianza y perseverancia.
En los 3 años de guerra, ellos triplicaron la producción de armas en comparación con el período anterior a la contienda.
Fue generalizado a todas las fábricas armamentistas el espíritu Kunjari, creado en respuesta al llamamiento del Presidente Kim Il Sung: «¡Todo por la victoria en la guerra!».
Los obreros de una fábrica de ese tipo construyeron el cubilote en una zona montañosa bajo la nevasca cortante y produjeron en él cientos de miles de granadas de mano en más de 40 días, hecho que fue registrado como nuevo milagro de la Corea en guerra.
Por su parte, los campesinos realizaron méritos en el aumento de producción cerealera en el tiempo de guerra, bajo las consignas combativas presentadas por el Presidente como «La lucha por los cereales es lucha por la Patria» y «¡No abandonemos ni un palmo de tierra y produzcamos aunque sólo sea un grano más!».
En ese proceso, fueron alcanzados los éxitos fulminantes en la producción agrícola de cada año.
En 1950, la producción cerealera sobrepasó el nivel de 1948, año de récord de cosechas antes de la guerra. Y en 1952, se incrementaron a 102% y 113% la dimensión de tierras sembradas y el rendimiento de cereales, respectivamente, frente al año 1951.
Entre tanto, los obreros de la rama ferroviaria aseguraron a riesgo de vida el transporte de las municiones, en acato a la orden dada por el gran Líder Kim Il Sung.
En medio de los bombardeos indiscriminados de los enemigos y las maniobras de los espías y saboteadores, ellos trabajaron con valentía y sacrificio patriótico por la victoria de guerra.
Desarrollaron con dinamismo el movimiento por la creación de nuevas normas en el transporte de cargas y en las distancias recorridas.
Entre muchos innovadores de trabajo del sector ferroviario, un maquinista héroe cubrió unos 3 mil 400 kilómetros más que su trayecto anual de costumbre y remolcó 180 vagones más que su norma, y otros elevaron a 200% el volumen de remolque.
Gracias a tales esfuerzos, fue cumplido con exceso el plan de transporte ferroviario de cargas de 1952 y los obreros de la rama tuvieron el honor de recibir la carta de agradecimiento del Presidente.
Los funcionarios y obreros del ramo aumentaron a 196% el volumen de cargas transportadas en el primer semestre de 1953, en comparación con el mismo período del año anterior.
Durante la guerra trienal, se totalizaron en el sector ferroviario más de 16 mil 780 laureados con las condecoraciones estatales, inclusive decenas de héroes.
En respuesta al llamamiento combativo del gran Líder de cubrir las demandas de materiales bélicos y artículos de primera necesidad del frente y la retaguardia, se desplegó la campaña por el aumento de producción como una emulación masiva en todo el tiempo de guerra.
Se libraron uno tras otro los movimientos masivos de diferentes formas en todos los sectores de la economía nacional dando empuje a la misma en su conjunto, pese a las severas condiciones de guerra.
Gracias a la lucha por el incremento de producción, muchas fábricas y empresas en la parte norte de la República lograron aumentar ya en el tiempo inicial de guerra más de 1.5 veces el nivel de producción, en comparación con el tiempo anterior a la guerra, y cumplieron con antelación el plan bienal de la economía nacional.
El pueblo coreano manifestó plenamente su ímpetu indoblegable también en la lucha por recuperar y ordenar con urgencia la economía terriblemente destruida debido a las atrocidades de los enemigos.
En medio de la emulación masiva por el aumento de producción que abarcaba a todos los sectores de la economía nacional, quedó cumplido con adelanto el plan del primer semestre de 1951.
A medida que se alargaba la guerra, esa emulación se desarrolló como un movimiento por creación de nuevas normas.
En el fragor de los movimientos masivos, más de 2 mil 650 recibieron las condecoraciones estatales sólo en el primer semestre de 1951 y se crearon seguidamente nuevas normas de producción que no se podía imaginar en el tiempo de paz.
Durante la emulación por el aumento de producción de la clase obrera, crecieron cada año del período de guerra el producto industrial bruto y el valor de mercancías en circulación y se sobrecumplió en cada mes y trimestre el plan de la economía nacional para el año 1953 hasta julio, cuando se logró el armisticio.
Mientras tomaban auge en el frente el movimiento «Mi cota», el de registro de acciones de venganza, el de obtención de armas de marca «Minchong» y el de hacerse compañía ejemplar, se dinamizó en la retaguardia la ayuda al frente que demostraba la voluntad de civiles de compartir el mismo destino con los combatientes del frente.
Los pobladores de disímiles localidades del país aseguraron el avance de las unidades del EPC recuperando a riesgo de sus vidas las ferrovías, puentes y carreteras destruidas, y transportaron al frente los proyectiles, municiones, provisiones y otros materiales bélicos.
La heroica campaña de ayuda al frente de los habitantes de retaguardia, que daba continuidad a la tradición de la unidad entre el ejército y el pueblo, creada por el Presidente Kim Il Sung durante la lucha armada antijaponesa, garantizó la victoria de guerra, enlazando de modo inseparable el frente y la retaguardia.
Al final, la información detallada apuntó que el gran espíritu y proezas de la generación triunfadora de guerra serán eternos junto con el avance victorioso de la causa revolucionaria del Juche, aunque pase mucho tiempo y se sucedan las generaciones.
ACNC