Defensor del socialismo
En agosto de 90 de la era Juche (2001) el Dirigente Kim Jong Il visitó Rusia y depositó una ofrenda floral ante el Mausoleo de Lenin, lo cual atrajo la atención del mundo porque nadie iba allí desde que se derrumbó la URSS.

Pues, ¿Quién es él que tenía el sublime deber moral hacia el antecesor revolucionario y fundador del primer Estado socialista?
Con la teoría irrefutable
Entre finales de la década de 1980 y principios de la siguiente, acaeció la tragedia del fracasó el socialismo en la URSS y varios países de la Europa Oriental. Aprovechando esta ocasión, los imperialistas vociferaban el “fin del socialismo” y la “eternidad” del capitalismo, mientras se confundían a los países, partidos y entidades que aspiraban al socialismo.
En tal situación crítica, Kim Jong Il publicó varias obras tituladas “Problemas esenciales sobre la construcción del Partido Revolucionario” (10 de octubre de 1992), “La difamación del socialismo no será tolerada” (1 de marzo de 1993), “El socialismo es ciencia” (1 de noviembre de 1994), “Priorizar la labor ideológica es un requisito indispensable para el triunfo de la causa socialista”, etc., en las cuales comprobó de manera científico-teórica la justeza de la causa socialista y la legitimidad de su triunfo.

En su obra “Lecciones históricas de la construcción socialista y la línea general de nuestro Partido” (3 de enero de 1992), analizó la causa del fracaso del socialismo y el renacimiento del capitalismo en varios países y se refirió a lo que se presentaba para defender y mantener el socialismo. Sus obras que constataron con teorías irrefutables que el triunfo incondicional del socialismo por su cientificidad y veracidad, infundieron una esperanza a la los pueblos progresistas y sirvieron de guía en su lucha por el socialismo.
Mientras se intensificaba la lucha por la causa socialista, se aprobó el 20 de abril de 1992 en la capital de la República Popular Democrática de Corea la Declaración de Pyongyang “Defendamos y llevemos adelante la causa del socialismo” firmados por 70 partidos del mundo. Un año después el número de partidos firmanes llegó a 170 y hoy son 310.
En defensa del socialismo

El socialismo es la vida para nuestro pueblo. Por muchas dificultades y pruebas que surjan ante nosotros, nunca debemos abandonar el socialismo por el que optamos y estamos construyendo.
Esta fue la firme voluntad e invariable convicción del Dirigente Kim Jong Il.
A fines del siglo pasado, cuando Corea estaba en un dilema de existencia o ruina debido a las maniobras de los imperialistas para aislarlo y aplastarlo, junto con sucesivos desastres naturales, el Dirigente reafirmó la voluntad de presentar al Ejército Popular de Corea como fuerza principal de la revolución y, apoyándose en él, defender firmemente el destino de la patria y el pueblo y glorificar el socialismo.
Emprendió el camino del Songun (prioridad a los asuntos militares) con la visita a la base antiaérea “Pinos Enanos” el primero de enero de 1995, y realizó incesantes viajes por las unidas del EPC. Consciente de que sobre el fusil descansa el triunfo de la causa de las masas populares por la independencia, la socialista, cruzó el abrupto monte Chol, la cota 1211 y el monte Osong que tiene 152 recovecos.
Un día, los funcionarios rogaron al Dirigente que acabó de regresar de la zona cercana a la línea divisoria, que atendiera su salud, cuando él les dijo: «Debo recorrer este camino, por muy peligro y abrupto que sea, para garantizar la seguridad de la patria y la felicidad del pueblo».
Gracias a sus abnegaciones se salvaguardó el destino de la patria y el pueblo, y se avivaron las llamas del gran auge revolucionario por doquier del país, así que se abrió una halagüeña perspectiva para la mejora de la vida del pueblo y se preparó una firme base de la construcción de un país rico y poderoso.