El estado real de derechos humanos de niños y jóvenes de Europa provoca consternaciones

Recientemente el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) publicó un informe del que se desprende que globalmente el 13% de los niños y jóvenes de entre 10 y 19 años de edad son diagnosticados de hipocondría y otras enfermedades psicológicas y cada año se suicidan aproximadamente 46.000 niños y jóvenes de más de 10 años.

Antes de esto, el Comité de la ONU para los Derechos de los Niños, en su recomendación para la implementación de la Convención sobre los Derechos de Niños en los países europeos, criticó la miserable situación de los derechos humanos de los niños de los países europeos tales como el castigo físico, la violencia familiar, la prostitución de niñas y la discriminación en el acceso a la educación y tratamiento que se imponen a los niños.

Además, hace poco en Francia se publicó un dato estadístico que muestra que la cifra de las víctimas menores edad con más de 10 años que sufrieron abusos sexuales por los clérigos y sujetos relacionados desde el año 1950 hasta el momento actual llegaron casi a 330.000 y en Gran Bretaña se revelaron los hechos de que los bebés de entre 2 y 4 meses fallecieron por causa de la violencia de los padres y esto consternó al mundo.

Lo más serio es que, aunque se publican continuamente los datos que revelan los actos de la violencia y asesinatos contra los niños, es difícil encontrar las noticias de que se han tomado medidas para prevenirlos.

El asunto de los niños es uno de suma importancia que no se puede tratar a la ligera ni un momento, ya que está relacionado directamente con el futuro de cada país.

Por eso la República Popular Democrática de Corea presenta como un asunto que no se puede posponer ni un momento el formar sanamente a la generación venidera y darles una buena educación y hacer que el país se llene de las imágenes felices de los niños y concentra los esfuerzos del Estado en este trabajo.

Hoy día, en todos los confines del país socialista se levantan palacios de niños y bajo la atención total del Estado resuenan las risas sonoras de felicidad de los niños. Este es el verdadero aspecto de nuestra sociedad que no se puede comparar con enormes riquezas ni otros pueden imitar.

Estamos impacientes por saber cuándo será aceptada la recomendación del Comité de la ONU para los Derechos de los Niños y tomadas las medidas correspondientes en los países europeos que tanto les gusta criticar el estado real de derechos humanos de otros países autodenominándose como “país avanzado en los derechos humanos”.

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