La diferencia entre pobres y ricos, una enfermedad crónica de la sociedad capitalista

En medio de que la gran pandemia que trae la trágica calamidad al mundo, continúa propagándose y arroja a muchas personas a la desgracia, dolor y muerte, la diferencia entre los pobres y los ricos, una enfermedad crónica de la sociedad capitalista, está amenazando gravemente la existencia de la humanidad.

Familia desahuciada en Phoenix, Arizona

El pasado día 17 de enero, “Oxfam”, organización de caridad internacional, en su informe titulado “La desigualdad mata” (Inequality kills), informó que durante los 2 años pasados el ingreso del 99% de la población mundial fue disminuido y más de 160 millones de personas pasaron a la capa pobre, pero, al contrario, las fortunas de los 10 hombres más ricos del mundo aumentaron por más de 2 veces, y señaló que si los multimillonarios del mundo perdieran el 99.999% de sus fortunas, aún serían más ricos que el 99% de la población mundial.

Por eso, muchos pueblos del mundo fueron arrastrados a la corriente enturbiada de la diferencia entre los pobres y los ricos y la bipolarización, que aumentan cada día, y sufren hambre y enfermedades, y se convierten en víctimas de todo tipo de crímenes. Se dice que en todo el mundo más de 21.000 personas pierden su vida cada día.

Muchas personas terminan sus vidas desafortunadas tras sufrir trabajos arduos para un puñadito de la capa adinerada por la única razón de no tener dinero y por no tener una casa que las proteja y un pedazo de pan. ¿Qué es lo que demuestran tales trágicas imágenes?

Es que la sociedad capitalista, donde reinan el “modo de pensar pragmático” que preconiza lograr el objetivo egoísta del individuo sacrificando a otro, es la verdad y la justicia y la omnipotencia del oro que da preferencia al dinero y lo absolutiza por encima del ser humano, se trata de una sociedad infernal donde las mayoritarias masas populares trabajadoras jamás podrán sobrevivir.

El carácter progresista y la perspectiva de un sistema social se manifiestan claramente a través del aspecto de las amplias masas trabajadoras, más que por cualquier teoría, principios o criterios.

El mundo lo ha presenciado.

Los aspectos que dan prioridad y respetan al pueblo son inexistentes en otros países. El pueblo coreano, que había perdido sus casas y bienes de la familia por causa de los tifones e inundaciones que llegaron inesperadamente, usaron por completo los edificios oficiales del Partido y gobierno de las respectivas regiones y vivieron ahí mientras los cuadros vivieron y trabajaron en las tiendas.

El grandioso cañonazo de la construcción de 50.000 viviendas, los sonidos de la intensiva producción de productos lácteos y la campaña de producción de uniformes escolares para cumplir la amorosa política de crianza que resonaron en lo alto para el pueblo en medio de las peores condiciones donde todo es escaso.

De verdad, el sistema socialista que tiene como su máximo principio de actividades del Estado de que no hay una emergencia mayor que el dolor del pueblo, toma responsabilidad total de la vida y subsistencia del pueblo y le sirve incondicionalmente, es el paraíso terrenal del pueblo en que las propias masas populares, que quedaron emocionadas profundamente por el calor del amor que les llega y fueron conmovidas por la grandeza de la felicidad que gozarán, cuidan y protegen con todo su cuerpo y alma.

La verdadera sociedad ideal del pueblo, que fue añorada por la humanidad durante un largo tiempo, no es una leyenda u otro mundo de los cuentos de niños, sino el aspecto de la sociedad socialista donde esta sociedad ideal se materializa.

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