Las virtudes comunistas de la camarada Kim Jong Suk se heredan hasta nuestros días en Corea
La camarada Kim Jong Suk (24 de diciembre de 1917 – 22 de septiembre de 1949), heroína de la guerra antijaponesa, hizo inmortales aportes tanto a la lucha por la liberación de Corea como a la construcción de la nueva Corea, por lo que es objeto de la alabanza popular como “generala del monte Paektu” y “mujer sin igual”, pero ella fue infinitamente sencilla y modesta.
El camarada Kim Jong Il recordó que Kim Jong Suk era tan modesta y sencilla que compartía con el pueblo las alegría y penas.
En primer lugar, se abnegó como siempre en favor del pueblo considerándolo como su obligación.
Durante la guerra antijaponesa, cada vez que se hospedaba en aldeas ayudaba ora a pilar cereales ora a hilar el cáñamo y cuando participaba en actividades clandestinas se sacrificaba a ayudar al pueblo llamándolo a levantarse en la lucha por la emancipación de la patria.
Aun después de la liberación pugnaba por unir al pueblo en torno al camarada Kim Il Sung llamándolo a abnegarse a la construcción de la nueva patria.
Era en la primavera de 1946 en que ella iba de visita a varias aldeas rurales, cuando se presentaba como hija de campesinos, ayudando a aldeanos en las faenas agrícolas cerciorándose de la situación de habitar de los campesinos. Ya en el campo ayudó a los campesinos a sembrar y llevar el estiércol mientras imbuía en ellos la importancia de la reforma agraria y las tareas de los campesinos, que se compenetraron con ella por sus cualidades humildes determinándose a llevar a buen término el propósito de Kim Il Sung.
Trató con sencillez y cortesía a la gente. Vivía como siempre, entre la gente humilde sin ninguna distinción. No hubo ninguno que no la admirara por su humildad y generosidad.
Un día, liberado el país, un campesino logró una rica cosecha en la tierra que recibió con la reforma agraria, y muy agradecido de la benevolencia de Kim Il Sung fue a Pyongyang con un carro tirado por buey con unos sacos de arroz para donar a la patria.
Kim Jong Suk salió a su encuentro para recibirlo y le ayudó a descargarlos del carro. Quitó las briznas de las mangas del campesino invitándolo al interior de la casa para servirle en persona el almuerzo.
El campesino no sabía ni se imaginaba que era Kim Jong Suk. Antes de levantarse para regresar murmuraba como si hablara consigo mismo de que estaba feliz por haberse encontrado con el General Kim Il Sung, pero se lamentaba por no haber saludado siquiera a la célebre Generala Kim Jong Suk, infinitamente fiel a Kim Il Sung, que disparaba tan bien que los japos temblaban.
Leyendo su alma, ella agachó con mucha reverencia la cabeza para volver a saludarle diciendo que desde el principio le ayudó a descargar los sacos de arroz y valdría la pena volver a saludarle.
El campesino se dio cuenta de que se equivocaba, diciendo: Discúlpeme, generala. Me equivoqué. Tiene razón el dicho de que la espiga se agacha tanto más cuánto más se madura y la gente se porta tan modesta como grande. Y me di cuenta de que es el dicho que describe exactamente a la generala.
Estas palabras sencillas del campesino constituyeron la oda a la generala respecto a sus cualidades nobles.
La sencillez de la generala se dejó leer en su vida siempre tan sencilla y modesta como plebeya.
Siempre se preocupaba por lo penosa que era la vida popular aún en el tiempo posterior a la liberación del país vivía tan sencilla y modesta como en el comer y vestirse.
Un día una compañera de armas suya vio a la generala no comer arroz sino otros cereales mezclados con arroz, preguntando por qué no comía arroz aún después de la liberación, contestó que cómo podría comer arroz mientras el pueblo no vivía todavía con todas las comodidades contentándose con el mijo y con gusto comería arroz una vez que el pueblo viviera sin preocupaciones y el país volviera a unirse.
Aún después de liberado el país se preocupaba por la vida popular no holgada contentándose con confeccionar por su propia mano ropas suyas.
Kim Jong Suk tenía un vestido de gala, pero se lo regaló a una estudiante que iba a estudiar al extranjero. Su ración de tela para abrigo se la regaló a otra y reconfeccionó su abrigo militar que usaba. Una compañera de armas le preguntó por qué no compraba un nuevo abrigo, a lo que contestó con que cómo podría vestirse ropas nuevas en la situación nacional en que carecía de todo, induciéndola a pensar primero en la situación del país y la vida popular.
Es verdad que la camarada Kim Jong Suk, heroína de la guerra antijaponesa, poseía tan nobles cualidades humildes y revolucionarias que es considerada la generosa madre de nuestro pueblo, infinitamente fiel a Kim Il Sung y servidora al pueblo.
Hoy en día, se heredan plenamente estas virtudes comunistas y conductas loables en las filiales de la Unión Socialista de Mujeres de Corea a lo largo del país.
Sus militantes se compenetran con los moradores de las zonas para interpretar las medidas antiepidémicas tomadas por el Partido y el Estado y, por otra parte, realizan ingentes esfuerzos por solucionar las dificultades surgidas en el tratamiento y la vida.
KASS y ACNC