Recuerdos de An Hyang Sun de su servicio militar en el Ejército Popular de Corea

 “La Compañía del Recinto de Caquis está bien conocida en nuestro país. Esa denominación fue dada por el gran General Kim Jong Il.

Desde niña, yo abrigaba una impresión particular sobre esa compañía femenina de artillería costera.

Se proyectó con frecuencia por la tele la afectuosa imagen del gran General en su visita a esa batería y me impresionaron mucho las centinelas de cuando recogían frutas de caqui bien maduras.

Además, en vísperas de mi graduación, tuvimos un encuentro en 98 (2009) de la Era Juche con una estudiante del curso superior de nuestra escuela secundaria quien acabó de brindar su servicio militar en esa compañía, y ello me hizo más intenso el interés por esa subunidad. Las historias contadas por ella, de que recibieron el acordeón, regalo del gran General, se retrataron varias veces con él durante el servicio militar y disfrutaron de su insondable afecto paternal, acapararon por entero mi corazón.

Caquis

Todo esto fue motivo que me hizo realizar el servicio militar en esa compañía de recinto de caquis de fama.

Aunque veía por primera vez la posición de artillería en la costa bañada por las olas blancas del mar, las rosas marítimas purpúreas, y el ameno cuartel rodeado por un frondoso bosque de caquis, pero todos aquellos me provocaron intimidad.

Cada año, cuando se maduraban las frutas bien cargadas en la compañía, yo esperaba con ansiedad el día de mi encuentro con el gran General, al igual que otras colegas de la compañía.

El 18 de octubre de 2011, cuando pasaron dos años de la temporada de madurez de caqui, tuvimos el honor de ofrecerle la función del círculo artístico de la compañía al gran General Kim Jong Il.

Me pareció estar en sueño.

A la sazón, como acordeonista, me encargué del acompañamiento musical en varios números y representé además en el cuarteto de acordeón.

Cada vez que cambiaban los números de la función, él fue el primero en aplaudir, diciendo que era magnífica la función y tocaban bien el acordeón. Y afirmó que la temporada de madurez de caqui le provocaba intensa añoranza por las soldados de la compañía e hizo promesa de visitarnos sin falta.

Kim Jong Il y Kim Jong Un en un concierto de la Compañía de Caquis del EPC

Pero, a unos meses desde entonces, nos sorprendió la noticia como rayo en cielo sereno, de que falleciera él.

No pudimos contener las lágrimas por la inmensa tristeza de no poder verle otra vez ni mostrarle nuestra función.

Pero, no pensamos que él se fue para siempre de nuestro lado, porque se palpaban sus huellas por doquier en el recinto de la compañía y eran muy intensos su amor y atención benévola a nosotras.

Ya pasaron casi 10 años desde que fui desmovilizada.

Pero, nunca olvidé ni un momento la época de mi servicio en esa compañía de recinto de caquis. Al evocarla, se me hace más intensa la añoranza por el gran General de cuando asistía a la función del círculo artístico de aquella compañía.”

VdC

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