Celebran IX Congreso de la Organización de Niños de Corea, fidedignos continuadores de la revolución
Bajo la bendición de los habitantes de todo el país, tuvo lugar los días 26 y 27 de diciembre, en Pyongyang, el IX Congreso de la Organización de Niños de Corea.
Tomaron parte en la ocasión los delegados nominados en las filiales de la ONC a lo largo y ancho del país.
Fueron invitados los cuadros de la Unión de la Juventud y de la rama de educación de los jóvenes y niños, etc.
Ocuparon la tribuna el jefe de departamento del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, Ri Tu Song, el presidente del CC de la Unión de la Juventud Patriótica Socialista, Mun Chol, el presidente del Comité de Educación, Kim Sung Du, los funcionarios de la UJ y de los sectores vinculados y los delegados ejemplares de la ONC.
Se izó la bandera de la entidad infantil mientras resonaba la «Marcha de la ONC».
Cuando se declaró la apertura, se interpretó con solemnidad el himno nacional de la RPDC.
En un ambiente marcado por el entusiasmo de todos los participantes por seguir fortaleciendo y desarrollando la ONC como agrupación infantil revolucionaria y destacamento de pequeños revolucionarios del PTC que da firme continuidad a la causa del Juche.
La cita aprobó los siguientes puntos de la agenda:
Sobre el balance del estado de cumplimiento de las tareas programáticas presentadas en el discurso histórico del Mariscal Kim Jong Un «Que los miembros de la Organización de Niños de Corea sean genuinos hijos y pequeños revolucionarios de la patria socialista», pronunciado en el VIII Congreso de la ONC
Sobre la enmienda de los Estatutos de la ONC
Se dio lectura con cortesía al mensaje programático «Avancemos hacia el futuro de la potencia con la bandera de la Organización de Niños en alto», enviado a los participantes en el IX Congreso de la ONC por el Mariscal Kim Jong Un, Secretario General del PTC, Presidente de Asuntos Estatales de la República Popular Democrática de Corea y Padre generoso de los niños escolares coreanos.
La Organización de Niños de Corea (ONC), prestigiosa e inigualable agrupación de niños revolucionarios, ha celebrado por todo lo alto su noveno congreso.
Extiendo ante todo mis más vivas congratulaciones a los que han participado en este evento significativo como representantes de una organización que se enorgullece de su nombre, historia y tradición, en medio de una atención especial y con la sincera bendición de todo el pueblo.
Mis sentimientos más sinceros a sus miembros en todo el país, vinculados espiritualmente a la cita y llenos de gran esperanza y nueva determinación.
Igualmente agradezco a los instructores de la Organización a nivel de la escuela y clase que guían con la mano del Partido y cuidan con todo cariño a nuestros niños herederos de la revolución, así como envío mis saludos de estímulo a sus padres y los funcionarios del sector de la labor de educación de jóvenes y niños quienes no escatiman esfuerzos para formar a los genuinos hijos e hijas de la patria.
Han transcurrido casi cien años desde que nació la Unión de Niños Saenal en los albores de la revolución coreana y más de setenta desde la fundación de la ONC en los primeros días de la construcción estatal. Pero su carácter y naturaleza intrínseca como agrupación autóctona y revolucionaria de los niños no han sufrido ningún cambio.
En el mundo no son pocas las organizaciones infantiles que llevan una historia orgullosa enarbolando consignas revolucionarias, pero solamente la ONC sigue haciendo gala de su gloriosa historia y tradición, manteniendo viva su estirpe roja.
Ninguna tempestad de la historia ha sido capaz de dispersar las filas de niños revolucionarios coreanos que crecen en el regazo del Partido y avanzan únicamente por el camino señalado por él, lo cual es el honor de los miembros de la ONC y al mismo tiempo el orgullo de nuestro Partido, Estado y pueblo.
Aún es reciente el recuerdo del congreso anterior en que los niños procedentes de todas las latitudes del país exponían los hechos loables realizados por sus escuelas, compartían las experiencias de su vida orgánica y con gran vigor renovaban sus determinaciones. Ellos han crecido como miembros de la Unión de la Juventud y hoy ustedes ocupan su lugar.
En nuestro país todos los escolares pasan por el período de la ONC, pero participar en su magna cita que tiene lugar cada varios años es una suerte que no le toca a cualquiera.
Cada uno de ustedes ha dado ejemplos excepcionales en el estudio y la vida orgánica, por lo cual ha sido electo como delegado por la aprobación unánime de sus compañeros del aula y la recomendación encarecida de la organización.
Ser electo como ejemplar de millones de niños y tener voto sobre asuntos importantes para el fortalecimiento de la organización es un hecho encomiable digno de ser recordado por toda la vida.
Esto es lo que me complace antes que nada y me gustaría enaltecer a los dignos y gallardos delegados para que todos los envidien y que todo el país los tenga en alta estima.
Satisfecho de acoger el Año Nuevo tras haber concluido victoriosamente un año de avances nada fáciles y escuchando con placer las risas y canciones de nuestros amados niños, el pueblo felicita calurosamente su congreso.
La mayor empresa de un partido revolucionario es edificar un país prestigioso y poderoso en que las generaciones venideras lleven una vida digna, sin humillarse ante nadie, aunque pasen cincuenta o quinientos años.
Nuestro pueblo defiende con firmeza la bandera roja del socialismo, fabrica armas más potentes del mundo venciendo duras pruebas y no deja de levantar centrales eléctricas, fábricas, repartos y aldeas, precisamente con el objetivo de regalarle risa y dicha a las futuras generaciones y legarles una potencia eternamente próspera.
Esa potencia socialista se aproxima a los ojos de los camaradas de la ONC.
Nuestro Partido y pueblo se esforzarán con más tesón y construirán infaliblemente un mundo en que ustedes puedan vivir sin ninguna sombra ni estrechez, con alegría, vigor y felicidad y en abundancia.
Los dueños de ese país poderoso y próspero serán precisamente ustedes, nuestros niños.
A ustedes les corresponde prepararse constantemente como trabajadores que defiendan firmemente la valiosa potencia socialista y se encarguen de su futuro.
La niñez es la etapa más hermosa de la vida.
Con un buen comienzo podemos seguir recto por toda la vida.
Por consiguiente, uno puede hacerse un hombre excelente si en la niñez concibe sueños hermosos y comienza a tener un correcto concepto del mundo.
Desde que uno ingresa en la Organización de Niños con la pañoleta roja en el cuello, comienza la vida socio-política, asimila uno a uno los conocimientos y cuanto necesita para su crecimiento y va adquiriendo el aspecto de un hombre verdadero.
Sus padres también son patriotas que sostienen el país con sudor y empeños sinceros, viviendo invariablemente con honradez, fieles al juramento hecho ante la bandera de la ONC.
Enarbolando la consigna «¡Preparémonos en todo momento por la patria socialista!», deben aprender con aplicación y esforzarse con denuedo en sus valiosos años que jamás se repetirán, formándose como relevos de la revolución y constructores de la potencia que sean excelentes en todos los aspectos.
Nuestro Partido desea que sean niños revolucionarios y patriotas que desarrollen su disposición y capacidad de amar y engrandecer más que nada a la patria socialista que les ha dado el pecho y regazo.
Muchos de ustedes están conscientes de que su esperanza, talento y felicidad son inconcebibles fuera del seno de la patria socialista y siguen al pie de la letra la instrucción del Partido de que sueñen con glorificar a Corea y adquieran conocimientos útiles que hagan más grande al país.
Ustedes se han preparado como hijos leales al Partido, empeñándose prematuramente en conocer el verdadero valor del líder, la revolución y la patria y visitando por su propia voluntad los lugares históricos y los antiguos campos de batalla de la revolución para aprender del espíritu sublime de los mártires. Su noble mundo espiritual es la prueba elocuente de que prosigue con certeza la tradición de lealtad establecida por la primera generación de niños revolucionarios.
A todos ustedes les compete amar apasionadamente y seguir hasta el fin al Partido y prepararse como relevos fidedignos y comunistas de reserva capaces de recibir el testigo de la revolución coreana.
No deben olvidar ni un instante que los yanquis y sus lacayos acechan la oportunidad de pisotear su nido y quitarles la esperanza.
También en estos momentos los soldados del Ejército Popular en sus puestos de defensa y los enemigos se encañonan unos a otros con los fusiles.
Les incumbe sentir un odio visceral al enemigo, ser los primeros en ayudar al Ejército Popular con el sentimiento de que se enfrentan al enemigo, enviarle tanques y cañones marca Sonyon y, en caso de una invasión enemiga, luchar con valor como los de la Guardia Infantil de la pasada guerra y mostrar lo que son capaces tres millones de miembros de la ONC.
La alta calificación es un índice del niño revolucionario y patriota.
Solamente con conocimientos multifacéticos pueden y podrán ser fieles al Partido, hacer grandes aportes al país y vencer al enemigo.
Repitiendo cada día e instante la consigna «¡Aprendamos para Corea!» y estudiando con afán, asimilarán cualidades y conocimientos realmente útiles.
A todos les toca ser sobresalientes al prestar oídos al maestro en las clases, tratar de conocer más y aprender asiduamente aprovechando al máximo el tiempo. En todas las escuelas se formarán inventores y doctores renombrados.
Desde pequeños deben amar la lectura y la fantasía y ser buenos componiendo obras literarias, exponiendo impresiones, recitando poemas, cantando, haciendo deportes y ejecutando instrumentos musicales.
La pañoleta roja que ondea en su pecho es como el abrigo con que el Partido ampara con amor a cada uno de ustedes. Por su parte, la vida en la Organización de Niños es como el centro de la educación revolucionaria y el horno de la fragua revolucionaria que los guían paso a paso hasta convertirse en hijos genuinos del Partido.
Asumirán como un deber sagrado llevar la vida orgánica de forma voluntaria y honrada, atesorando el honor de ser miembros de la ONC, que constituye su primera vida política.
A través de esa vida han de asimilar el gran propósito del Partido, concienciarse de su deber de clase y adquirir excelentes rasgos ideológicos y espirituales como el colectivismo y el amor al trabajo.
Cualquiera que sea miembro de la Organización debe vivir en cualquier momento y lugar según sus estatutos evocando siempre el juramento de ingreso.
La considerarán como regazo más benevolente y compañía más valiosa, la amarán y se acostumbrarán a observar rigurosamente sus disciplinas y apoyarse firmemente en ella.
Quien detesta su dirección y control y se aparta de ella, ya ha perdido cualidades como su miembro y se ha desviado del camino recto de la vida.
Deben ser activos en la vida orgánica, cumpliendo a tiempo las tareas y planteando sugerencias creativas, y forjarse aceptando de buena gana las críticas y llevando a la práctica las resoluciones de la organización.
En ese proceso de formación y forjamiento serán miembros ejemplares de la Unión de la Juventud que piensan y actúan según el propósito del Partido y que dedican su talento y pasión a la patria y tendrán el honor de ser militantes del Partido del Trabajo de Corea.
Para los miembros de la Organización de Niños los rasgos morales son tan importantes como el nivel académico.
Quien carece de la moral y buena conducta será rechazado como ser inservible, aunque sea un talento.
Respetarán a los padres, maestros y otras personas mayores, amarán a los camaradas y cultivarán con diligencia cualidades como encargarse de quehaceres difíciles y ceder a otros la mejor parte.
Se habituarán a observar la ética en el habla cotidiana, arreglarse con nobleza, observar voluntariamente el orden y la ética públicos y apreciar y cuidar bien los bienes del país y la sociedad.
El nivel académico y los rasgos morales son torres gemelas de la personalidad.
Puede ser diminuta «la caja que transmite la belleza espiritual» de los niños, pero yo la aprecio más que todas las riquezas del mundo.
Cada uno de los cuentos que encierra esa caja –el encomiable proceder de quien se lanzó sin vacilación sobre las furiosas aguas para salvar a los pequeños, la gentileza con que uno ayudó a su colega a mejorar en el estudio entregándole su lápiz, el bello gesto de quien hizo con amor los sobres de medicamentos para enviarlos a las farmacias ocupadas por la labor antiepidémica– es realmente emocionante. Es además inestimable la sincera disposición de dar a conocer a la organización el hermoso comportamiento de su compañero.
Espero que nuestros miembros de la Organización cultiven así sus rasgos nobles ayudándose y conduciéndose mutuamente.
Deben realizar trabajos voluntarios que contribuyan a la economía del país y como propagandistas y activistas políticos deben alentar a los padres en la construcción de una potencia socialista.
Estoy convencido de que todos estudiarán con aplicación, intensificarán la vida orgánica y serán hijos genuinos de la patria socialista dotados de nobles rasgos morales, correspondiendo así a la confianza y amor del Partido y la expectativa de los padres y maestros.
A esta cita se han invitado numerosos cuadros de la Unión de la Juventud, los del sector relacionado con la educación juvenil e infantil e instructores de la Organización a nivel de la escuela y la clase.
La responsabilidad y el papel de ustedes, guías de cada una de las fases de su formación, están ligados directamente con el porvenir de nuestro Partido y revolución y el futuro de la patria.
Aunque hagamos una magnífica revolución, si no educamos bien a los jóvenes y niños se cortará el linaje de la revolución y se volverán inútiles las valiosas conquistas que costaron sangre y sudor.
Ustedes, primeros maestros y defensores políticos de las generaciones nuevas, llevan en sus hombros la educación juvenil e infantil que nuestro Partido presenta como política suprema y tarea estratégica de suma importancia.
Aprecio altamente el trabajo de ustedes quienes, ocupando invariablemente puestos importantes asignados por el Partido, contribuyen cual abono al crecimiento correcto de los miembros de la Organización. Aprovechando esta ocasión, quisiera subrayar algunos asuntos referentes a su mejor formación.
Las nuevas generaciones, que perciben muchas cosas nuevas en su crecimiento, son diferentes a las anteriores en el modo de pensar y también hay gran diferencia de nivel de acuerdo a la edad.
El método de educación de los niños debe variar en el momento de ingresar en su organización y en vísperas de su incorporación a la Unión de la Juventud, en la escuela primaria y la secundaria básica, y también en cada una de las regiones.
Se puede decir que la educación juvenil e infantil es una especialidad importante.
Sin embargo, en lugar de estudiar la manera de la educación científica y acorde a la legitimidad del desarrollo cognoscitivo y las características concretas de cada cual, se aferran a viejos esquemas y estilos y como resultado no efectúan una educación en el sentido más estricto de la palabra.
Hace falta encontrar nuevos métodos adecuados al nivel de conciencia, la psicología y las condiciones reales de nuestros escolares, superando la tendencia a educarlos con formalismo, de manera descuidada y valiéndose de métodos uniformes.
A este efecto es preciso acondicionar primero una base de estudio de la educación estudiantil de manera que produzca efectos reales y activar su funcionamiento.
Nuestros niños son de poca edad, pero no de pocos sentimientos.
En su educación hemos de mantener a raya los métodos forzosos y recurrir a los inductivos.
No deben tratar de enseñarlos sin ton ni son, sino inducirlos a que disciernan por sí solos el bien del mal y planteen suficientemente sus opiniones, ensalzar sus aspectos positivos y lograr que se arrepientan sinceramente de sus errores, de manera que en ese proceso asimilen como suyas todas estas formas de educación.
Sería lógico empezar por la educación en la moral y el colectivismo, asequible también para los escolares de bajo nivel de conciencia, para pasar paulatinamente a la educación en la fidelidad, el patriotismo y la lucha de clases.
En quienes desde la niñez hacen suyos el aprecio a los camaradas y el colectivo y las sanas cualidades morales crecen la fidelidad y el patriotismo y se eleva la conciencia clasista.
En estos años en que se han mejorado las condiciones y el ambiente de educación gracias a la revolución de esta rama, obtendríamos mayores efectos si produjéramos más multimedia y aplicáramos más los medios modernos y la informática teniendo en cuenta que los niños prefieren ver a escuchar.
Como en el suelo fértil se dan frutos íntegros, si se quiere formar a niños excelentes, debe ser poderosa la ONC.
La clave de su fortalecimiento es elevar el nivel y el sentido de responsabilidad de los instructores de la Organización a nivel de la escuela que son diseñadores, estrategas y ejecutores del trabajo de la Organización.
El Partido los sitúa por encima de los maestros y espera mucho de su desempeño.
Es un oficio recomendable a cualquier joven.
Aunque puedan pasar muchas dificultades y sufrir en silencio, deben conducir a sus agrupaciones y miembros, decididos a desempeñar sus funciones con gran responsabilidad.
Los protectores de los niños son los padres en el hogar, pero los instructores en el centro docente.
Si todos ustedes ocupan con responsabilidad sus puestos importantes, nuestro Partido no se preocupará por la preparación ideológica y espiritual de los escolares.
Fortaleciendo la agrupación a nivel del aula, fortalecemos la ONC.
La primera es la base de las actividades de la segunda y la unidad básica en que se ejecutan sus resoluciones.
A los instructores a nivel del aula les corresponde mostrar y enseñar solamente las cosas correctas a los alumnos, en su calidad de maestros y padres genuinos, elevar el papel de los activistas de las organizaciones de base y lograr el debido funcionamiento de las unidades inferiores.
Si todas las agrupaciones de base se compiten por el título de Clase Bandera Roja de Honor, sus miembros se prepararán como pilares del país, dotados de ricos conocimientos, nobles virtudes y fortaleza física, y en la misma medida se consolidarán tanto toda la organización.
Para fortalecer la ONC es menester mejorar de forma decisiva el papel de la Unión de la Juventud.
El Partido ha encargado enteramente a esta última la dirección sobre aquella organización.
Pero, la Unión menosprecia ese trabajo y por consiguiente algunas agrupaciones infantiles no funcionan debidamente.
Para la Unión de la Juventud la dirección sobre la ONC es una labor destinada a formar a sus relevos y preparar a sus futuros integrantes.
La labor de la ONC es precisamente la de la Unión de la Juventud.
Esta, en vez de jugar el papel de transmitir mecánicamente las ideas y orientaciones del Partido a las agrupaciones infantiles, informarles de las tareas de educación y averiguar su cumplimiento, debe dirigirlas de manera sustanciosa para que dé resultados positivos.
Ayudará a los instructores de la ONC a elevar sus niveles, les mejorará las condiciones de trabajo para que puedan rendir al máximo y organizará labores encaminadas a crear y generalizar sin cesar nuevas normas y modelos en distintas escuelas y regiones, de manera que las agrupaciones infantiles funcionen de forma independiente y creativa y con mayor dinamismo.
Específicamente prestará atención primordial y profunda a encontrar problemas pendientes en la labor de la ONC y tomar medidas pertinentes.
En la actualidad no son pocos los problemas que esperan una solución acuciante en poner en pleno funcionamiento los grupos de niños y mejorar sus actividades conforme a los cambios y las demandas reales de la época.
Los podrá fortalecer como genuinas organizaciones políticas al resolverles los problemas referentes a afianzar el sistema de dirección sobre la ONC, formar bien las filas de instructores y elevarles el orgullo de su profesión, suministrar a tiempo y en cantidad satisfactoria las publicaciones y los datos educativos a la ONC, organizar de forma sustancial las actividades socio-políticas, los trabajos útiles, el campismo, las visitas, etc.
El Comité Central de la Unión de la Juventud, lejos de empeñarse en mantener el statu quo inclinándose solo a la dirección de la educación extraescolar y otros quehaceres que tienen ya establecido un sistema ordenado, desplegará labores con audacia y ánimo renovador y, en cuanto a los problemas difíciles de resolver con su autoridad, los informará inclusive al Comité Central del Partido para hallar su solución.
El Departamento de Organizaciones de Trabajadores del Comité Central del Partido profundizará la dirección sobre la educación de jóvenes y niños, de modo que no haya un vacío ni desviación en la labor de la ONC. Por su parte, los demás Departamentos como el de Organización y Dirección, el de Propaganda y Agitación y el de Ciencias y Educación tratarán como si fuera suya esa labor relacionada con el futuro de la revolución y le prestarán atención de forma deliberada.
La educación de los jóvenes y niños puede resultar más eficiente si se combina estrechamente con la labor de la enseñanza.
Algunos funcionarios del sector docente tienden a menospreciar dicha educación limitándose solo a la instrucción, lo cual no puede ser de ninguna manera la actitud de un pedagogo verdadero que cultiva el porvenir de la patria.
Al apartar la enseñanza de la educación hacemos cojos a los estudiantes.
En la formación de las jóvenes generaciones es inconcebible la enseñanza apartada de la educación y viceversa. El talento revolucionario que exige nuestro Partido debe prepararse ante todo en lo ideo-político y moral.
Cualquiera que se dedica a la enseñanza tomará la educación como su ocupación principal y será fiel a su deber de educador, independientemente del puesto que ocupe o lo que enseñe.
Es importante fomentar la consulta tripartita entre el director, el secretario del Partido y el instructor de la ONC de la escuela, combinar armoniosamente las labores de la docencia y las agrupaciones de la ONC, así como encontrar y aplicar conforme a la situación real los métodos destinados a orientar hacia la educación todas las actividades escolares, entre ellas la ida y el regreso de la escuela, las clases y las actividades extraescolares.
Nadie puede hacer las veces de los padres en la educación de los alumnos.
Legar la sangre no significa darle continuidad al linaje y nadie puede afirmar que ha cumplido con sus obligaciones ante la sociedad y las jóvenes generaciones, por muy responsable y honesto que sea en su oficio.
Los padres, por muy ocupados que estén, mantendrán las relaciones con los pedagogos y pondrán mucho empeño en la educación familiar inculcándoles a los hijos para qué y cómo deben vivir, de modo que se asegure la continuidad de la estirpe de la revolución, la de patriotismo.
Todo el país debe encargarse de la educación de alumnos.
Las organizaciones partidistas y de trabajadores en las fábricas, empresas y granjas concederán importancia, se responsabilizarán y seguirán prestando atención a la educación de los hijos de sus empleados. En particular, las organizaciones de la Unión de Mujeres incentivarán a sus miembros a cumplir sus deberes como primeras educadoras de los hijos.
Producirán con todo amor cada uno de los uniformes y útiles escolares para cultivar en los niños el amor y la predilección a nuestros productos. A la hora de producir y proyectar una multimedia, repararán primero en la influencia que pueda ejercer sobre la formación espiritual de los niños. Nadie hará la vista gorda de sus errores y se los rectificará con paciencia.
Hace falta establecer como quehacer del Partido, Estado y sociedad la prioridad de la labor de la ONC, así como el amor y la atención esmerada de sus miembros.
Nuestros niños se anteponen y se sitúan por encima del pueblo, a que nuestro Partido considera como el cielo.
Los colosales esfuerzos por que las jóvenes generaciones crezcan con mayor ánimo y vigor, no son ningún sufrimiento, más bien felicidad y gloria.
La primerísima de todas las políticas de nuestros Partido y Estado ha sido siempre para las generaciones crecientes, y esto será un principio invariable del Partido del Trabajo de Corea y una eterna política estatal.
Ver a los miembros de la ONC joviales y gallardos me redobla el orgullo de hacer la revolución. Y escucharlos cantar la «Marcha de la Organización de Niños» me infunde el valor.
Nuestro Estado es poderoso no solamente porque posee armas nucleares.
Lo es porque los relevos y reservas como ustedes crecen como personas rectas y leales y siempre inyectan viveza y vigor a las filas de revolucionarios.
Hoy ustedes son miembros de la Organización de Niños con el pañuelo rojo en el cuello, mas en un futuro serán pilares del Estado poderoso con medallas de Héroe y Doctor en el pecho. En ese futuro en que sean protagonistas del país, este expondrá ante el mundo su hermosura y poderío.
La gloria eterna de nuestro gran Estado llama a los miembros de la ONC.
Los pasos firmes de tres millones de miembros de la ONC hacen más imponente el aspecto de la Corea socialista que avanza sin cesar y logra victorias consecutivas.
Será luminoso el futuro de Corea que ustedes engrandecerán con mayor ambición, ideal, firmeza e inteligencia.
Avancemos vigorosamente hacia el mañana luminoso enarbolando la bandera de la Organización de Niños.
Tras la lectura del mensaje, la reunión debatió el primer punto de la agenda.
El informe relativo estuvo a cargo del presidente del CC de la Unión de la Juventud Patriótica Socialista, Mun Chol.
Mun mencionó que el Mariscal dirigió paso a paso la formación de los miembros de la ONC como pilares del país considerándola como asunto importantísimo vinculado con el futuro de la revolución.
Prosiguió que él siempre dio prioridad a los proyectos por las generaciones venideras entre sus múltiples asuntos para construir el país como el mejor del mundo.
Se refirió a que el Mariscal preparó la garantía que permite a los integrantes de la ONC disfrutar de todas las felicidades bajo el cielo azul de la gran y digna patria socialista que cuenta con la fuerza más potente del mundo.
Enumeró los éxitos alcanzados en el último lustro en el trabajo para fortalecer la ONC como eterna organización infantil del PTC y preparar a todos sus miembros como verdaderos hijos de la patria socialista y revolucionarios infantiles.
Enfatizó que el balance orgulloso del trabajo de la ONC después de su VIII Congreso es haberla fortalecido como agrupación infantil, que avanza con vigor bajo la guía del Mariscal, y preparado a sus integrantes como dignos trabajadores del futuro.
Por último, exhortó a todos a prepararse como reservas de la Corea próspera guardando el orgullo y dignidad de ser miembros de la gloriosa ONC y enarbolando la bandera de esta organización y la pañoleta roja.
Acto seguido, se produjeron intervenciones sobre el primer punto.
Los oradores tomaron la decisión de producir un nuevo viraje trascendental en el trabajo de la ONC para abrir nueva era dorada del autóctono movimiento infantil, conservando en lo profundo de corazón el amor y confianza del Mariscal quien dispensa grandes benevolencias a los miembros de la ONC de todo el país considerándolos como alegría, orgullo, esperanza y futuro de la patria socialista.
El cónclave adoptó la resolución «Para preparar firmemente a los miembros de la ONC como fidedignos continuadores de la revolución e hijos verdaderos de la patria socialista que sean muy fieles al estimado padre Mariscal Kim Jong Un«.
Luego, discutió y resolvió el segundo punto «Sobre la enmienda de los Estatutos de la ONC».
El Mariscal Kim Jong Un envió el 27 de diciembre un mensaje intitulado «Avancemos hacia el futuro de la potencia con la bandera de la Organización de Niños en alto» a los participantes en el IX Congreso de la Organización de Niños de Corea.
ACNC