Llega la primavera verdadera al mundo árabe
El comentarista de asuntos internacionales Jong Yong Rim publicó el 26 de mayo un artículo titulado «Llega la primavera verdadera al mundo árabe».
El texto íntegro sigue:
Hace poco, tuvo lugar en Arabia Saudita la 32ª Cumbre de la Liga de los Estados Árabes.
En la reunión, que se abrió con la participación de todos 22 países miembros a más de 10 años, inclusive a Siria, se dio énfasis en tomar la acción conjunta para rechazar la intervención de las fuerzas extranjeras en la región, garantizar la estabilidad y seguridad del mundo árabe y defender sus intereses.
Para ese fin, se tomaron las medidas efectivas y disposiciones correspondientes con vistas a resolver por cuenta propia los problemas regionales, incluyendo la crisis de Siria, la causa de Palestina y el conflicto de Sudán.
El encuentro, que refleja patentemente la aspiración independiente y entusiasmo de los países regionales, demuestra que comenzó a disiparse las consecuencias catastróficas de la «primavera árabe», causada por EE.UU. y el Occidente hace más de 10 años.
En diciembre de 2010, se efectuó en una ciudad local de Túnez una manifestación de los habitantes en demanda de la mejoría de las condiciones de vida. Pero, ella se extendió, bajo la instigación de EE.UU. y el Occidente, a las acciones violentas que exigieron la dimisión del presidente.
A partir de ese suceso, la «primavera árabe» se expandió en breve a varios países como el tumor maligno.
Como consecuencia de ella que azotó Egipto, Libia y Yemen desde principios de 2011, se derrumbaron los gobiernos legítimos de esos países y en marzo de 2011, cayó hasta Siria en la conflagración que dio inicio a la crisis prolongada.
Debido a la «primavera árabe» que no fue una revolución ni una primavera, causada por el obstinado control trasero de EE.UU. y el Occidente que intentan infundir por la fuerza la «concepción del valor y la democracia al estilo norteamericano», la región árabe, donde la vida seguía normal y tranquila, se convirtió en el escenario de danza macabra de disturbios, desorden, choques, enfrentamientos y asesinatos.
Recurriendo a su método rutinario de «dominar dividiendo», EE.UU. intentó separar a los países árabes para que el problema de Palestina, clave de la causa de Arabia, se quedara a la zaga.
Divulgando ampliamente el «rumor de amenaza» de Irán, vendió muchas armas a los países árabes del Medio Oriente bajo el vistoso cartel de «garantía de seguridad» y como resultado, sus ganancias monopolistas crecieron cada vez más y, por el contrario, llegó al máximo el nivel de división, discordia, inestabilidad social y tensión entre los países regionales.
Pero, afrontará el rechazo cada día más fuerte de los países regionales la intención injusta de EE.UU. de usarlos como instrumentos y brigadas de choque para la realización de su estrategia hegemónica dando prioridad sólo a los intereses propios.
La cumbre mencionada decidió resolver por cuenta propia los susodichos problemas regionales rechazando la intervención de las fuerzas ajenas y partiendo de los intereses regionales, lo cual confirma que se lleva al fracaso irreversible la «primavera árabe» producida por la política de EE.UU. sobre el Medio Oriente.
Se puede decir que la 32ª Cumbre de la Liga de los Estados Árabes devino una oportunidad significativa que anuncia la llegada de la primavera de paz y prosperidad auténticas, al cabo de la «primavera árabe» que era realmente un invierno largo que impuso sólo desgracias y sufrimientos, a cambio de los esfuerzos protagónicos de los países regionales, dueños de la región.
Aunque EE.UU. maniobre muy desesperadamente para tomar la posición hegemónica en la región árabe, no podrá frenar jamás la marcha vigorosa de los países regionales que han emprendido la obra común que es la reconciliación y unidad.
ACNC