Kim Yo Jong rechaza la conducta parcial del Consejo de Seguridad de la ONU
La subjefa de departamento del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, Kim Yo Jong, hizo pública el 3 de junio la siguiente declaración:
Según la exigencia gangsteril de EE.UU., el Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión para tratar como agenda singular el derecho de la República Popular Democrática de Corea al lanzamiento de satélite.
De esta manera, abultó su expediente ignominioso como un aparato político dependiente de un Estado individual.
Desde su fundación hasta la fecha, se realizaron más 9.000 reuniones oficiales. En cuanto a la presente cita que cuestionó el derecho al desarrollo espacial de un Estado soberano, tema que dista mucho de la agresión y guerra, consideradas como amenaza principal a la paz y seguridad internacionales, he de calificarla como un insulto y grave tergiversación al espíritu de la Carta de la ONU y una negligencia intencional a la misión genuina de la organización internacional.
A escala mundial, más de 5.000 satélites con diferentes objetivos y misiones giran en el espacio cósmico y hasta las empresas civiles se incorporan a porfía al desarrollo aeroespacial.
A pesar de esta realidad universal, el Consejo de Seguridad de la ONU mantiene la actitud discriminada y grosera de cuestionar sólo el lanzamiento de satélite de la RPDC, país miembro de la ONU.
Me desagrada mucho el comportamiento del Consejo de Seguridad de la ONU que cuestiona a menudo el ejercicio del derecho soberano de la RPDC según la batuta de EE.UU. Y lo rechazo fuertemente considerándolo como una violación de la soberanía nacional de carácter más injusto, parcial e intervencionista.
El sometimiento del ejercicio legítimo de la soberanía de la RPDC a la consideración del Consejo de Seguridad de la ONU resulta abierta ignorancia y violación de la soberanía nacional.
Sin tener en consideración el cambio de la situación de seguridad de la Península Coreana, el Consejo de Seguridad de la ONU intenta reprimir unilateralmente la soberanía de la RPDC y sus derechos a la existencia y al desarrollo, observando a ciegas las «resoluciones de sanción» anti-RPDC de carácter ilícito y desigual, fabricadas hace más de un decenio. Su comportamiento peligroso puede crear un grave desequilibro de la estructura de la fuerza en la región y acarrear la destrucción estructural de la paz y estabilidad.
Sería una equivocación si piensa que será posible el mantenimiento de la situación desquilibrada en que una parte sufre unilateralmente por la presión colectiva de su contraparte.
El Consejo de Seguridad de la ONU debe dar una respuesta responsable sí tiene la capacidad de recuperar la grave situación inestable causada por su actitud injusta y parcial sobre la RPDC como ahora y tiene un remedio para garantizar la seguridad de los países regionales.
Es muy ridículo el comportamiento de algunos países que se suman de manera infundada e incondicional a los alborotos anti-RPDC de EE.UU.
No tienen ninguna razón o motivo para enfrentarse con la RPDC desde el punto de vista de su interés y seguridad ni tienen la necesidad de preocuparse por el satélite de reconocimiento militar coreano.
Si pensaban estos países en que era útil para ellos seguir a EE.UU. sin ton ni son, quiero hacerles evocar el hecho que en el mundo existen las vías posibles por ostentar su propio prestigio y garantizar su seguridad, sin estar al lado de EE.UU., y son incontables los países independientes que las tomaron.
Reafirmo otra vez que el lanzamiento de satélite de reconocimiento militar por parte de la RPDC constituye una contramedida justa y el ejercicio de derecho a la defensa legítima para proteger su soberanía e integridad territorial, frente a la amenaza militar de EE.UU. y sus fuerzas satélites, que ya pasó el límite.
Durante más de 6.100 días pasados, o sea, 17 años, desde la fabricación de primera «resolución de sanción» anti-RPDC, producto de la política hostil a la RPDC de EE.UU. y sus fuerzas satélites, la RPDC no había reconocido ni una vez estos documentos ilegales y mantendrá esta posición aunque le impongan sin cesar tales sanciones.
Tomaremos las medidas de acciones continuas y activas para ejercer todos los derechos legítimos de un Estado soberano inclusive el lanzamiento de satélite de reconocimiento militar, sin hacer caso del acto instintivo y reflexivo del CS de la ONU en cuanto al ejercicio de derecho a la soberanía de la RPDC.
La paz y seguridad de la Península Coreana se garantizan no por la resolución inventada por el «mecanismo político» de EE.UU. sino por la capacidad poderosa de autodefensa de la RPDC.
Haremos frente rotundo e invariable hasta cuando EE.UU. y sus acólitos sentirán el aburrimiento y reconocerán que es errónea su opción, y realizaremos los quehaceres que vamos a cumplir.
La Organización Marítima Internacional es un aparato manipulado por la Casa Blanca
Por su parte, el comentarista de asuntos internacionales Kim Myong Chol hizo público el 4 de mayo un artículo titulado «La Organización Marítima Internacional es un aparato manipulado por la Casa Blanca».
Su texto completo va como sigue:
La 107ª sesión del Comité de Seguridad Marítima de la OMI, celebrada el 31 de mayo, adoptó de manera coercitiva una «resolución» sumándose a la política hostil a la RPDC de EE.UU. y sus acólitos. El documento describe las medidas tomadas por nuestro Estado con el fin de fortalecer la capacidad de autodefensa nacional como una «violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU» y una «amenaza a la seguridad marítima internacional».
Es primera vez en la historia de esta organización internacional la adopción de una resolución contra el lanzamiento de misil de un país, hecho que muestra que la OMI se ha politizado completamente en detrimento de su misión propia de fomentar la cooperación internacional en la esfera de seguridad marítima.
Sobre todo, aquel día en que lanzamos el satélite de reconocimiento militar, EE.UU. y sus fuerzas seguidoras, participantes en la reunión de la OMI, pospusieron todos los debates y aprobaron primero la «resolución» anti-RPDC. De esta manera expusieron sus malas entrañas de provocar una avalancha de críticas internacionales sobre el lanzamiento de satélite de la RPDC.
Las medidas de aumento de la capacidad de defensa nacional, tomadas por la RPDC, son el ejercicio del derecho soberano de carácter defensivo para defender el Estado y la seguridad del pueblo y preservar la paz y la estabilidad de la región desde las crecientes maniobras militares hostiles de EE.UU. y sus fuerzas satélites.
Una organización internacional no tiene la autoridad o calificación para censurar este derecho legítimo de un Estado soberano, estipulado por la Carta de la ONU y los derechos internacionales concernientes.
En cuanto al lanzamiento de misil de la RPDC, nuestro ejército viene desarrollando de modo más seguro los entrenamientos de disparo de prueba de misil, teniendo en cuenta la seguridad de los Estados regionales, y hasta la fecha no dio ningún perjuicio a otros países.
Pero, en el mundo ocurrieron muchos accidentes por la caída de cohetes o misiles lanzados no por nosotros sino por otros países inclusive los occidentales.
En vísperas del presente disparo, hemitimos , de acuerdo con las normas de la organización, la alarma de navegación a la Agencia de Guardia Costera de Japón, órgano regional de coordinación, y avisó a la OMI el período de lanzamiento y los puntos de caída de los restos del cohete transportador, aunque no era nuestro deber.
Lo sorprendente es que luego de recibir nuestra información previa, la OMI dijo que no era obligatoria y, poco después, habló ruidosa y descaradamente de la «violación de las normas».
Si amenazan la seguridad marítima los restos del cohete transportador lanzado por la RPDC, preguntamos a la OMI si flotan como vello en el aire los restos de cohetes disparados por EE.UU. y el Sur de Corea sin caer en el mar.
El abuso de autoridad de la OMI que al dar espaladas a la razón científica sencilla y clara, trata de invadir el área de ejercicio del derecho a la autodefensa de un Estado soberano, no es más que la conducta de una oficina de la Casa Blanca, en vez de ser un órgano especializado de la ONU.
Si sigue manteniendo en sus actividades la actitud parcial de doble cara, convirtiéndose en juguete de EE.UU. como ahora, la OMI perderá inevitablemente la confianza de la sociedad internacional y el valor de existencia del organismo que tiene como su misión la garantía de seguridad marítima internacional.
La OMI, que desvaloriza por sí mima la fama internacional del prestigioso órgano especializado de la ONU, obedeciendo a la coacción y arbitrariedad de EE.UU., no debe hablar nunca más del derecho soberano de la RPDC para mantener su honor.
Ya que la OMI respondió con la aprobación de una «resolución» anti-RPDC a la información previa de la RPDC sobre el lanzamiento de satélite, lo consideraremos como una exposición de su posición oficial de que es innecesario nunca más nuestro aviso previo.
La OMI deberá tomar las medidas necesarias al averiguar por sí misma el período de lanzamiento de satélite de la RPDC y los puntos de caída de los restos de cohete transportador, y responsabilizarse de todas sus consecuencias.
Sobre la «declaración» del secretario general de la ONU
Por último, el director general del Departamento de Organizaciones Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea, Jo Chol Su, hizo pública el día 2 la siguiente declaración:
Protesto con seriedad la «declaración» del secretario general de la ONU, que condenó el lanzamiento del satélite de reconocimiento militar de la RPDC, y rechazo categóricamente como acción muy parcial, desequilibrada y de intervención en asuntos internos su conducta que viola el legítimo derecho soberano de un país miembro de la ONU.
La igualdad de soberanía, el respeto a ella y la no injerencia en asuntos internos son la base de fundación de la ONU y el espíritu fundamental de su Carta.
Si el secretario general Guterres considera como su deber exponer la posición sobre el lanzamiento de satélite de la RPDC, deberá aprender primero la manera de tratar con igualdad a los más de 190 países miembros de la ONU conforme a su cargo determinado en la Carta de la ONU y explicar razonablemente por qué critica solamente el lanzamiento de satélite de la RPDC sin cuestionar lo mismo de otros países.
Estoy dispuesto a escuchar con paciencia el fundamento o la razón convincente si lo tiene el secretario general, aparte de la insistencia absurda de EE.UU. y sus acólitos que describen nuestro lanzamiento de satélite como una violación de las «resoluciones» del Consejo de Seguridad de la ONU por haber empleado la tecnología de misil balístico.
Pero, si se toma en cuenta la posición y actitud asimétricas y prejuiciosas que mantiene invariablemente hasta ahora el secretario general Guterres en el problema de la Península Coreana, no le espero ninguna respuesta que pueda aclarar la duda de nuestro país y la sociedad internacional.
Las «resoluciones de sanción» anti-RPDC del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíben el legítimo derecho al desarrollo espacial del país miembro de la ONU, son productos de la política hostil de EE.UU. y sus satélites, encaminada a acabar con la soberanía de la RPDC y sus derechos a la existencia y al desarrollo. Pues, no pasan de ser documentos ilegales que infringen flagrantemente la Carta de la ONU y otros derechos internacionales.
El lanzamiento del satélite de reconocimiento militar por parte de la RPDC significa una reacción lógica y natural a la amenaza militar cada vez más abierta de EE.UU. y sus aliados y deviene el ejercicio del derecho universal del Estado soberano para defender su soberanía e integridad territorial.
Nadie tiene la autoridad o calidad para censurarlo arbitrariamente, aunque fuera el secretario general de la ONU.
Seguiremos ejerciendo con dignidad los derechos soberanos, incluyendo el lanzamiento de satélite de reconocimiento militar, para demostrar que la ONU no es una posesión de EE.UU. y que no se salen fácilmente con la suya en este mundo su despotismo, arbitrariedades y unilateralismo.
En mi opinión, el secretario general Guterres debe prestar mayor atención y empeño a los problemas internacionales cuya pronta solución es esperada por la sociedad internacional, en lugar de intervenir en balde en el ejercicio natural de la soberanía por los países miembros de la ONU.
ACNC