Corea valora el ataque al dique de Kakhovka: no es más que un segundo Nord Stream

El investigador del Instituto de Estudio de los Asuntos Internacionales, O Song Jin, hizo público el día 9 un artículo intitulado «Derrumbe del dique de Kakhovka no es más que el segundo incidente de ‘Corriente del Norte'».

El pasado 6 de junio, ocurrió el grave incidente de desplome del dique de la Central Hidroeléctrica de Kakhovka, situada abajo del río Dnipro, el cual produce la gran inquietud y preocupación de la sociedad internacional.

Fueron destruidas gravemente más de la mitad de las compuertas del dique y fugado mucho caudal de la represa. Como resultado, el nivel de agua del río Dnipro creció más de 10 metros dejando anegadas miles de viviendas y más de 20.000 damnificados.

La sociedad internacional expresa seria preocupación opinando que la destrucción del dique principal, que suministraba aguas potables y de uso agrícola a uno de cada tres graneros del mundo, causará graves pérdidas humanitarias y ecológicas alentando la subida de precios de cereales en todo el mundo.

Cuando todo el mundo está preocupado por los daños humanos y materiales a causa del incidente, Ucrania, EE.UU. y el mundo occidental se portan suciamente para imputar la responsabilidad total a Rusia.

Específicamente, las autoridades de Zelenskiy intentan imputar la responsabilidad a Rusia diciendo que ésta explotó el dique por dentro.

Mientras tanto, los medios de prensa de EE.UU. y el Occidente circulan el rumor absurdo de que el incidente es un acto intencional de Rusia para frenar el contraataque del ejército ucranio que se preveía en la región meridional.

Sin embargo, no se puede ocultar nunca la verdad.

Al confesar que aunque se rompió el dique, esto no dará ningún efecto negativo a la recuperación de territorios, el fanfarrón Zelenskiy negó por sí sólo la opinión de sus compinches de que Rusia destruyó el dique para detener el avance de las tropas ucranias.

De hecho, el contraataque del ejército ucranio, de que hablan a bombo y platillo la banda de Kiev, no es tan temible como para obligar a Rusia a destruir el dique bajo su control.

Si bien las tropas ucranias emprendieron hace poco el ataque terrestre de gran envergadura, sufren cada día miles de bajas y la pérdida de numerosos equipos técnicos de combate, inclusive decenas de tanques y carros blindados, lejos de romper la línea de defensa de las fuerzas armadas de Rusia.

Esto demuestra que la operación de contraataque, que al decir de la camarilla de Zelenskiy, fue preparada perfectamente durante largo tiempo con el apoyo militar de EE.UU. y el Occidente, está condenada al fracaso trágico ante el cordón de defensa inexpugnable del heroico ejército ruso.

En tales circunstancias, no cabe otra evaluación que un sofisma carente de fuerza persuasiva, en cuanto a la insistencia de las autoridades de Kiev y el Occidente en que Rusia trata de enfrentarse al contraataque del ejército ucranio luego de sumergir con manos propias la zona de defensa rotunda, establecida con mucho trabajo.

Por el contrario, creo que las autoridades de Zelenskiy tienen motivo suficiente para cometer el tremendo crimen de explotar el dique bajo la tolerancia de EE.UU., si se toma en cuenta que como consecuencia de este caso, quedó paralizado el sistema de abastecimiento de agua potable a la República de Crimea por parte de Rusia y sufrirán enormes pérdidas materiales los habitantes pacíficos de las regiones recién fusionadas con ese último país.

No por casualidad, el día del desplome del dique, Washington Post informó que la CIA conocía el plan de sabotaje de un comando ucranio ya 3 meses antes de que fuera destruido el gasoducto «Corriente del Norte» (Nord Stream) en el Mar Báltico debido a una explosión submarina, ocurrida el año pasado por causas desconocidas.

Este hecho constituye una prueba innegable que confirma la opinión de la sociedad internacional de que EE.UU. y Ucrania estuvieron detrás del caso de explosión de ese gasoducto que transportaba el gas natural de Rusia a Europa occidental.

Resulta evidente quién está interesado realmente en el presente desastre humanitario si se comparan la siniestra intención de Ucrania, que se vale de todos los medios y métodos para estigmatizar a Rusia de criminal de guerra, y el propósito de la parte rusa que regula la intensidad de su operación militar para evitar en todo lo posible los daños a la población pacífica.

En fin de cuentas, el incidente del dique de Kakhovka no es más que un drama y segundo incidente de la «Corriente del Norte» en que se confabularon EE.UU. y Ucrania para imputar a Rusia la responsabilidad del desastre humanitario y preparar un ambiente político-militar favorable a la operación de contraataque de Ucrania.

Todos los hechos vuelven a comprobar a la vista del mundo que la camarilla de Zelenskiy son gángsteres que no vacilan en sacrificar a los inocentes civiles pacíficos para mantener su precaria vida política.

Valdrá la pena decir que recaerá en cualquier caso sobre las autoridades de Ucrania y EE.UU., que las controla, la responsabilidad por todos los casos eventuales que estén vinculados con el incidente ucranio.

Aunque EE.UU. y las autoridades de Zelenskiy intenten mucho dar lo negro por lo blanco, no podrán escaparse nunca de la vigilancia aguda de la sociedad internacional.

Debe ser castigada sin falta por la justicia la locura antiética de EE.UU. y las autoridades de Kiev que causaron el tremendo desastre humanitario para satisfacer sus intereses egoístas.

Será hundida finalmente en «el diluvio de Noe» la camarilla de Zelenskiy que expuso los destinos del país y la nación al flagelo de guerra bajo el amparo de las fuerzas extranjeras.

ACNC

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