Es inaceptable que EEUU califique la justa causa de los palestinos como «terrorista», Corea socialista
«Ustedes no estarán solos mientras exista Estados Unidos».
Esta frase es la que suele decir EE.UU. a Israel.
Su «significado verdadero» se pone de relieve hoy día por las acciones antiéticas de EE.UU. que patrocina activamente la masacre de palestinos por parte de Israel.
El pasado 8 de diciembre, el Departamento de Estado norteamericano adoptó, sin someter a la deliberación del Congreso, la resolución de entregar de inmediato casi 14.000 obuses de tanque a Israel que amplía una bestial operación militar en la Franja de Gaza de Palestina.
Durante la votación de la resolución que exige el alto el fuego inmediato entre el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) e Israel, efectuada el mismo día en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, sólo EE.UU. ejerció el derecho al veto desalentando otra vez los esfuerzos de la sociedad internacional por parar los derramamientos de sangre en el Medio Oriente.
Así EE.UU. se quitó el disfraz de «mediador» de la paz del Medio Oriente exponiendo a todo el mundo su fachada de «país participante» en la operación genocida contra los palestinos.
Todos saben que EE.UU., insatisfecho de haber fabricado el «Estado» hebreo dividiendo a Palestina, vino patrocinando y amparando las incesantes maniobras expansionistas de los sionistas.
Los sucesivos politiqueros estadounidenses se ponen al lado de los sionistas con el objetivo de utilizarlos de continuo en la implementación de su estrategia de separar y dominar a los países regionales.
Pero, lo más importante está en que el mismo EE.UU. es un «Estado judío».
Ahora, casi todo el poder real de los círculos político y económico y de prensa y otros dominios está en las manos de los judíos o los proisraelíes, por lo cual la política de favoritismo a Israel constituye una exigencia connatural de EE.UU.
Esta vez, EE.UU. declaró que había adoptado la resolución de suministro de proyectiles a Israel «tomando en cuenta los intereses de seguridad nacional».
Este hecho deja conocer fácilmente que la seguridad de Israel es precisamente la de EE.UU. que es un «Estado judío».
Por esta razón, al ejercer el veto en dicha reunión del CS de la ONU, EE.UU. calificó la justa causa de los palestinos de una «acción terrorista» y justificó la masacre de Israel como «ejercicio del derecho a autodefensa» disparateando abiertamente que la «tregua en la situación actual conviene sólo a HAMAS».
Bajo tal apoyo de EE.UU., los sionistas se pusieron más arrogantes que nunca y se dedican con mayor fanatismo a la carnicería.
El ejército israelí destruyó todos los equipos médicos al retirarse del Hospital Al-Shifa, el más grande en la Franja de Gaza, y bombardeó salvajemente hasta el último centro de asistencia médica que operaba en la parte norte de la misma zona.
Este caso del hospital hecho «morgue» no pasa de ser un ejemplo simple que da a conocer cuán grave tragedia acarrea la conducta de EE.UU. que vino defendiendo los asesinatos de los sionistas.
Recientemente, ese imperio del mal reclama cínicamente «reducir las pérdidas de civiles y protegerlos», lo cual causa vehemente indignación de la sociedad internacional.
Ahora, hasta la opinión pública internacional, que antes era algo parcial, trata con nueva visión el incidente del Medio Oriente mientras se suman a la condena muchos países del mundo subrayando que la «estrategia sobre el Medio Oriente» de EE.UU. no trajo otro resultado que el círculo vicioso de enfrentamiento y flagelo de guerra.
Tanto en los países árabes como en el interior de los «aliados» de EE.UU. se desarrollan casi todos los días las manifestaciones y mítines antiyanquis en demanda del paro de las acciones que instigan y amparan los derramamientos de sangre en el Medio Oriente.
¿Hasta cuándo será «fiel a su misión de Estado judío» ese país que entró en la vía de decadencia siendo repudiado por doquier del mundo?
El tiempo comprobará que la sociedad internacional castigará a EE.UU. que protege a Israel que se construye con el «banquete de sangre».
ACNC