«Un partido arraigado en el pueblo y no por encima de él», Kim Jong Un en la ceremonia por el 80º aniversario del PTC

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Mientras que repercuten en todo el país las odas del pueblo al Partido del Trabajo de Corea que ha coronado su historia de 80 años con victorias y glorias manteniendo el ideal y espíritu de la generación fundadora tuvo lugar con solemnidad por la noche del 9 de octubre en el Estadio Primero de Mayo la gran función gimnástica y artística «Viva el Partido del Trabajo de Corea» por el 80° aniversario de la fundación del PTC.

El islote Rungna escogido como sede del espectáculo estuvo repleto de los ciudadanos, jóvenes, estudiantes y oficiales y soldados del Ejército Popular.

El estimado camarada Kim Jong Un, Secretario General del PTC y Presidente de Asuntos Estatales de la RPDC presenció la gala.

Estremecieron el cielo nocturno de la capital las aclamaciones entusiastas cuando el Secretario General Kim Jong Un salió al palco junto con los jefes de partido y gobierno de varios países, entre los que se distinguían Thongloun Sisoulith, Secretario General del Comité Central del Partido Popular Revolucionario de Laos y Presidente de la República Democrática Popular Lao; To Lam, Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam; Li Qiang, miembro del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China y primer ministro de Consejo de Estado de la República Popular China y Dmitri Medvedev, presidente del Partido Rusia Unida y vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia.

Presenciaron el espectáculo los cuadros del Partido, el Gobierno y las instituciones de fuerzas armadas y otros participantes en el acto festivo por el aniversario 80 de la fundación del PTC, los integrantes de los grupos de felicitación y delegaciones de los coreanos residentes en ultramar y los compatriotas en el extranjero.

Fueron invitados los miembros de las delegaciones partidistas y gubernamentales de varios países, las entidades democráticas internacionales, entre los que destacaban el subsecretario general de la Federación Sindical Mundial, Swadesh Dev Roye; la presidenta de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, Lorena Peña; y el presidente de la Federación Mundial de la Juventud Democrática, Lopes Goncalo.

Estuvieron presentes las organizaciones de estudio de la idea Juche, que realizan una visita congratulatoria a la RPDC, los representantes diplomáticos acreditados en la RPDC, los familiares de los relacionados con la lucha revolucionaria antijaponesa en ultramar y los huéspedes extranjeros.

El estimado camarada Kim Jong Un pronunció un discurso en el acto festivo por el 80° aniversario de la fundación del Partido del Trabajo de Corea.»

«Delegados del acto festivo por el aniversario 80 de la fundación del Partido,

Queridos ciudadanos de Pyongyang y compatriotas radicados en el extranjero,

Entrañables amigos que comparten con nosotros esta fiesta,

Camaradas:

Pronto vamos a celebrar el 80° aniversario de la fundación de nuestro Partido y hoy evocamos una vez más esos sagrados años engalanando como un acto solemne esta fiesta histórica.

Con ello, nuestra generación rinde el más sublime y sincero homenaje a la gran generación fundadora del Partido que operó un cambio trascendental para el destino del país y el pueblo.

Los últimos ochenta años de la historia coreana contemporánea conducida por nuestro Partido se caracterizan por levantar en este territorio un prestigioso y poderoso Estado socialista, fiel al sueño e ideal del pueblo, por medio de la genuina continuidad y elevación del ideal y espíritu del periodo inicial de la fundación del partido y crear década tras década los grandes milagros y transformaciones que asombran al mundo.

En este momento de gran significación, quisiera expresar ante todo mi cordial agradecimiento a los delegados a la fiesta que han acudido a esta cita gloriosa con los frutos enorgullecedores de su extraordinario entusiasmo patriótico y lucha laboral. También congratulo y estimulo de todo corazón a todos los miembros del Partido, habitantes, oficiales y soldados de nuestro ejército quienes en todas las latitudes del país formulan sus mejores votos de éxito para este evento.

De igual forma, felicito calurosamente a los delegados de organizaciones en el extranjero que se encuentran de visita en la patria, entre ellas las delegaciones de felicitación de la Asociación General de Coreanos Residentes en Japón, la Asociación General de Coreanos Residentes en China y la Confederación Social Internacional de Coreanos y, por su conducto, saludo cordialmente a todos los compatriotas radicados en el extranjero.

En el acto festivo de hoy han participado también los jefes y personalidades de partido y gobierno de varios países y delegados de organizaciones democráticas internacionales que han visitado a Pyongyang en apoyo a nuestro Partido y con cálidos sentimientos fraternales hacia el pueblo coreano.

Les doy bienvenida a los preciados amigos que comparten con nosotros los sentimientos de hermandad celebrando juntos la significativa fiesta de nuestro Partido.

Camaradas y amigos:

El octogésimo aniversario del Partido del Trabajo de Corea reluce por los perpetuos méritos que este ha realizado en ese prolongado periodo para la patria, el pueblo, la época y la historia.

La constitución de nuestro Partido fue un acontecimiento político que anunció, además del nacimiento de una organización política en un país, la aparición en la historia de un nuevo partido revolucionario que ratificaría la justeza del socialismo y demostraría su típica superioridad y poderío.

Desde el periodo de la construcción del Estado democrático, que coincidió con la fundación del Partido y el inicio de su dirección sobre el conjunto de las actividades estatales y sociales, hasta la fecha, el Partido del Trabajo de Corea ha sido fiel a su responsabilidad y papel de locomotora de la revolución y orientador de la ejecución de la política estatal y en este proceso ha logrado hazañas de gran relevancia histórica.

Al conducir a la victoria las transformaciones sociales de varias etapas enarbolando la bandera de la idea Juche, nuestro Partido ha concretizado un genuino país del pueblo investido de absoluto prestigio y poderío y una potencia que encarna de forma integral la idea y el ideal socialistas, así como ha hecho aportes sustanciales a la causa internacional para verificar la independencia y la justicia.

Fueron ocho decenios harto complejos y arduos, pero también dignificantes y gloriosos.

En ese transcurso hubo una guerra encarnizada para rechazar la invasión armada de la alianza imperialista y salvaguardar el suelo y la dignidad de la patria, una restauración para volver a edificar el país sobre las cenizas y recomenzar la vida y también unas revoluciones sociales que llevaron aparejadas la encarnizada lucha de clases y la eliminación del sectarismo en el seno del Partido.

Una vez instaurado el sistema socialista, a partir de las consideraciones geopolíticas de la avanzada en el enfrentamiento del progreso a la reacción y del socialismo al imperialismo, nosotros, cada vez más fieles a la misión de defendernos, tuvimos que impulsar enérgicamente la causa de la salvaguardia autodefensiva, afrontar con iniciativa y en forma de ofensiva el aislamiento y el estrangulamiento económicos que persistían siglo tras siglo y a la vez impulsar la colosal obra de la construcción socialista.

En particular, en medio de la conmoción política planetaria de la década de 1990 nos vimos obligados a preservar nuestra ideología y régimen y en la actual centuria construir paralelamente la economía y las fuerzas armadas nucleares frente a la creciente amenaza norteamericana de la guerra nuclear y dar un nuevo salto en la construcción socialista.

A lo largo de la historia y en la realidad, el mundo no conoce a ningún otro país forzado a simultanear el cumplimiento de las difíciles e ingentes tareas de la defensa y la construcción pese a la permanente y persistente presión, intervención y amenaza de agresión de las fuerzas externas.

De hecho, bajo esas circunstancias en que el solo hecho de sostener el poder y defender el sistema era de por sí un milagro, nuestro Partido asumió gustoso todas las tareas del tiempo y escribió una historia de cambios seculares allanando un camino que nadie había transitado.

Nuestro Partido ha avanzado ininterrumpidamente por la órbita invariable del socialismo superando, en cada periodo y etapa, los múltiples desafíos con líneas y estrategias científicas y en ese trayecto ha venido realizando exitosamente la causa histórica de construir un Estado soberano y poderoso.

Los acontecimientos significativos que ha registrado en sus anales y los cambios asombrosos con que acortó el tiempo exhiben el carácter científico y la vitalidad de la idea revolucionaria y líneas del Partido del Trabajo de Corea y muestran fehacientemente que con ellos se ha logrado un desarrollo tremendo y vertiginoso no solo en la política, la defensa nacional, la economía y la cultura sino también en las relaciones exteriores.

Por esas proezas inmortales el Partido del Trabajo de Corea se ha adjudicado las respetables denominaciones de Partido revolucionario, probado y experimentado, invencible Partido de acero y Partido que sirve verdaderamente al pueblo.

Todas estas proezas y nombres son inimaginables al margen de los éxitos preciosos que ha cosechado en su construcción.

Nuestro Partido presentó, como cuestión fundamental para el avance victorioso de la causa revolucionaria, la identificación ideológica y unidad organizativa de él y de la revolución y concedió la fuerza primordial a su implementación. Esto fue el factor fundamental de su elevada capacidad de mando y de la garantía de su mando concienzudo y consecuente.

Después de fundado el Partido, asegurar con firmeza la unicidad de ideología y dirección en su seno se presentó como un asunto apremiante de suma importancia para mantener la naturaleza revolucionaria y conducir a la victoria la ambiciosa revolución social y el conjunto de la construcción estatal.

No solo en el periodo inicial de la construcción del país sino también en la guerra y posguerra, nuestro Partido concedió prioridad a implantar el Juche en la ideología, armar a toda la militancia y el pueblo con su ideología rectora y líneas revolucionarias y fortalecer las organizaciones de base. Convirtió sus filas en el destacamento élite, potenció la combatividad y actividad de sus organizaciones a todas las instancias y combatió duramente la tendencia sectaria, por muy mínima que fuera.

Cada vez que se presentaban tareas importantes y se creaban dificultades en la revolución y construcción, nuestro Partido, incólume ante ninguna tempestad política, mantuvo la pureza ideológica y la integridad organizativa fomentando la consolidación organizativo-ideológica y generó virajes y auges radicales en la construcción socialista por medio de su gran combatividad y probada dirección.

Su papel de remolcador de la revolución se viabiliza por su dirección real y concreta.

Nuestro Partido estudió activamente y llevó a la práctica la metodología y rasgos de trabajo de movilizar al máximo el fervor revolucionario y la creatividad del pueblo mientras resolvía los problemas y superaba las dificultades que encaraba en el proceso revolucionario y constructivo.

Numerosos métodos de dirección revolucionarios y estilos de trabajo populares creados por él aglutinaron a las masas bajo una sola bandera, enardecieron el fervor revolucionario y patriótico y posibilitaron superar todas las dificultades con la fuerza del colectivismo de ayudarse y conducirse unos a otros y el heroísmo masivo, y obrar innovaciones sucesivas y milagros asombrosos.

A medida que continuaba su mandato y se sucedían las generaciones, nuestro Partido se mantuvo siempre alerta y vigilante ante el posible surgimiento de distintas manifestaciones entre los funcionarios como el brote del autoritarismo y la separación del Partido de las masas y trató de que en todo su seno predominara el espíritu de servicio incondicional al pueblo. Esto incidió decisivamente en que el pueblo confiara en él invariablemente y que confiara su destino al Estado socialista.

La lucha que nuestro Partido libró sosteniendo la bandera de la independencia y socialismo en desafío a disímiles dificultades y pruebas hizo un aporte excepcional a la causa común de la humanidad por la justicia y la paz.

El ejemplo que dio nuestro Partido con su plena confianza en la justeza de la causa socialista y la inevitabilidad de su victoria y su comprobación irrefutable, tanto en lo teórico como en lo práctico, de la veracidad científica de su ideal, frenó en gran medida las maquinaciones antisocialistas y contribuyó de forma destacada a la solidaridad y alianza de las fuerzas progresistas del mundo.

Hoy la intransigencia de nuestro Partido y Gobierno en la observancia del principio y su valerosa y contundente reacción a la brutal presión política y militar de los países enemigos acrecientan a ojos vistas el bloque progresista que se opone a la guerra y hegemonía. Con el decursar del tiempo nuestra República eleva su posición en la palestra internacional como integrante fiel de las fuerzas socialistas y bastión inexpugnable de la independencia y justicia.

Camaradas y amigos,

La causa de un partido victorioso tiene una clave que le sirve de fundamento.

En resumidas cuentas, el Partido lo ha compartido todo con el gran pueblo.

La historia para el pueblo, la historia en que se ha apoyado en la fuerza del pueblo, he aquí la clave de todas las victorias y glorias de nuestro Partido.

Esa historia es la mejor portavoz de las ocho décadas de nuestro Partido. La clave de la historia de orientación ininterrumpida del Partido y su hazaña inmortal se pueden explicar con la mayor imparcialidad solamente con esta fórmula de eterna duración: «Con el pueblo».

Haber enarbolado en los primeros días de su fundación una bandera roja que encarna su ideal y voluntad de construir un mundo auténtico del pueblo fue el primer paso gigante que dio nuestro Partido con el pueblo y la demostración de su enorme fuerza.

No es nada ligera la bandera de nuestro Partido con la imagen de su pueblo, porque se responsabiliza del destino de este, le indica a toda hora el camino a la verdad, lo arma de la fuerza irresistible y encarna la inteligencia y creatividad inagotables de ese pueblo que propugna su avance hacia el futuro.

Si nuestro Partido no ha incurrido en ninguna desviación o error en su lineamiento a lo largo de sus 80 años se debe a que ha recogido la voluntad y la demanda del pueblo. Y si ha logrado un ascenso incesante, sin desanimarse ni detenerse un instante, se lo debemos a la inteligencia y la fuerza del pueblo que es su motor.

Por haber remolcado la historia con la voluntad y la fuerza del pueblo, toda la lucha revolucionaria y labor de construcción que ha llevado adelante con resolución se han convertido en las del pueblo y han culminado exitosamente.

Todos los acontecimientos importantes que garantizan la eterna victoria y éxito de nuestra causa los protagoniza el pueblo entero de este país, el gran pueblo coreano, que comprende a nuestros heroicos obreros, agricultores e intelectuales.

Hoy, nuestro pueblo emerge ante el mundo como ente poderoso capaz de vencer todas las dificultades y lograr todas las obras.

Los 80 años de mandato de nuestro Partido, en que este ha allanado un camino inexplorado uniendo el anhelo, la voluntad y la fuerza con el pueblo y en que ha realizado el ideal de la potencia con el pueblo y confundiéndose con él, enseñan una verdad a la época y la historia: Un partido arraigado en el pueblo y no por encima de él, un partido que tiene la misma aspiración y deseo que él, une la inteligencia y la fuerza con él y comparte con él las alegrías y penas, no se desintegra ni pierde nunca su viveza y brío.

Nuestro Partido no puede existir sin su pueblo y es grande porque lo es también el pueblo, esta fue, es y seguirá siendo una gran verdad inconmovible.

Quisiera agradecer una vez más a nuestro gran pueblo que durante estos largos ochenta años en que ha desbrozado el camino de la ardua pero sagrada causa socialista le ha dado fuerza e inteligencia a nuestro Partido, ha confiado con él en la victoria y le ha entregado su alma inmaculada y su laboriosidad.

Camaradas:

En estos instantes significativos, vuelvo a leer en la vista del pueblo, con todo mi ser, la ilimitada confianza y esperanza que cifra en nuestro Partido.

Por contar con ustedes que apoyan y siguen incondicionalmente la decisión del Partido sobrellevando todas las dificultades, nuestro Partido tiene plena confianza de lo que hace y está firmemente convencido del triunfo.

Si trabajamos duro por unos años con el ímpetu de hoy, es del todo posible transformar notablemente nuestra vida con nuestras manos y acercarnos más a nuestra meta ideal.

Aprovechando esta oportunidad, les juro que siempre tendré presente el deber de corresponder al pueblo, atesorando el amor a él, y que trabajaré con más ahínco para no fallar a su confianza.

Confiando en el pueblo que apoya a nuestro Partido y siempre unido monolíticamente con el pueblo, haré más rico y hermoso a este país y levantaré el mejor paraíso socialista del mundo.

Camaradas:

La gloriosa historia de 80 años de nuestro Partido nos alienta y nos impulsa a una lucha más dignificante y de mayor envergadura.

Avancemos redoblando el coraje y la fe por el balance de otra gran historia que será más gloriosa y digna que estos ocho decenios que el Partido y el pueblo comenzamos en un solo cuerpo y con un solo alma y adornamos con la victoria, y por la culminación definitiva de la causa socialista que hará realidad el sueño e ideal de nuestro pueblo.

Para terminar, le deseo paz y bienestar a nuestro amado pueblo.

Mis mejores votos de armonía y felicidad para todas las familias del país.

¡Viva el gran Partido del Trabajo de Corea y el gran pueblo coreano!»

Comenzó con solemnidad la gran función gimnástica y artística mientras brillaba el emblema simbólico del aniversario 80 de la fundación del Partido alusivo al prestigio absoluto del PTC que ha registrado el más largo trayecto en el poder socialista con la bandera de la gran idea Juche en alto y ardía la antorcha como si fuera la llama de la Unión para Derrotar al Imperialismo, origen de nuestro Partido.

Los cuadros épicos mostraron la gran historia del invencible PTC, genuina agrupación política del pueblo, que desde el primer período de su fundación en que presentó como su ideal la realización de todos los sueños del pueblo ha recorrido, sin ninguna desviación, su noble trayecto de dar prioridad a las masas populares superando todas las vicisitudes de la revolución.

Al son de las canciones sobre la lucha y avance de las décadas pasadas de la revolución, los ejecutantes elogiaron con las dinámicas gimnasias y los elegantes ritmos coreográficos las inmortales hazañas de nuestro Partido que ha conducido a los sucesivos éxitos y victorias la causa socialista del Juche al tomar al pueblo como sostén de su existencia y despertar la inagotable mentalidad de las masas populares.

Animaron el ambiente del espectáculo las odas a la gran época de Kim Jong Un en que se producen las grandes victorias y transformaciones nunca vistas después de la fundación del Partido y el Estado.

Conmovieron tanto a la audiencia los cuadros alusivos a los milagros consecutivos que se obtienen en la nueva era dorada del fortalecimiento de todo el partido en que se pone de pleno manifiesto la capacidad orientadora del PTC y en la nueva era de autoestima y prosperidad en que se alcanza la prosperidad total del Estado con el poderío de autoconfianza y unidad monolítica, que son tradición y línea vital de nuestra revolución.

Una gran emoción y alegría causaron a los espectadores los aspectos felices de los integrantes de nueva generación quienes realizan a sus anchas sus sueños y aspiraciones en el regazo del padre Mariscal quien con su gran devoción cultiva el radiante porvenir de la patria presentando la educación de los niños como asunto estatal de mayor importancia.

Los niños obsequiaron los ramos de flores al Mariscal Kim Jong Un reflejando la infinita gratitud de todos los niños y escolares del país.

El camarada Kim Jong Un bendijo a los actores infantiles que cantaban en coro la canción «No envidiamos nada a nadie en el mundo».

Al son de las melodías alegres de las canciones folclóricas «Moranbong» y «Mi país en prosperidad», se escenificaron las danzas rítmicas y los movimientos hábiles que presentan la cultura tradicional, costumbre y ámbito de dar primacía a los artes marciales del pueblo coreano.

Transcurrió la actuación de cortesía de la banda militar general, dando prueba de la determinación patriótica de defender y apoyar de todo corazón a nuestra patria socialista, la mejor en el mundo, donde se garantiza la dignidad independiente y la vida auténtica del pueblo.

La gimnasia y bailes, que describen teniendo en su trasfondo las imágenes alusivas a la audacia combativa del Ejército Popular de Corea, reconocido como el más poderoso mundial de carácter revolucionario que fue fortalecido bajo la dirección de los Líderes antecesores y es guiado hoy por el Comandante insigne, evidenciaron la posición de la RPDC de perfeccionar más su formidable capacidad disuasoria de guerra con el propósito de asegurar la tranquilidad y prosperidad de la patria, el pueblo y las generaciones venideras teniendo presente que sólo la fuerza poderosa garantiza la justicia y la paz.

La función llegó al clímax con la canción «Somos coreanos» y la gimnasia con antorcha que manifiestan la férrea convicción revolucionaria del pueblo coreano de cumplir sin falta la gran empresa por el país próspero y el ejército poderoso con el honor de la época actual y nuestra generación y con la inteligencia y audacia del coreano y avanzar vigorosamente hacia el futuro maravilloso del socialismo y el comunismo.

Los espectadores asimilaron profundamente la verdad de la historia y la revolución, según la cual gracias a enaltecer al líder prominente, son poderosos el partido, el Estado y el pueblo y habrá siempre glorias en el camino de seguir al PTC pese a las vicisitudes de toda índole.

Terminó con el epílogo «Nuestra bandera nacional» y el disparo de fuegos artificiales fantásticos la función que demostró patentemente la ardiente aspiración y decisión de todo el pueblo coreano de glorificar generación tras generación la poderosa patria socialista apoyando la dirección del estimado camarada Kim Jong Un quien representa la gran dignidad y absoluta fuerza del Partido y el Estado, y enarbolando la sagrada bandera roja del Partido.

Acaparó efusivas ovaciones de los espectadores la función imponente y fascinante por la gimnasia de fuerte carácter organizativo, disciplinado y concordante, las danzas hermosas y elegantes, la música vocal y la instrumental, la acrobacia y las habilidades especiales, armonizadas con las iluminaciones decorativas y la pizarra humana de gran dimensión.

Terminada la función, estallaron de nuevo las aclamaciones estruendosas «¡Viva!».

El camarada Kim Jong Un felicitó a todos los ejecutantes expresando satisfacción por la función exitosa que describe excelentemente con escenas épicas el sagrado trayecto de 80 años del PTC y la justeza e invencibilidad de su causa.

La gran función gimnástica y artística manifestó el sentimiento de agradecimiento de todo el pueblo coreano al gran PTC, que concede primacía a las masas populares considerando las risas y felicidad de la población como el primer poderío estatal, y el juramento del pueblo de acoger todas las glorias confiando y apoyando al PTC.

ACNC

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