No deben equivocarse las autoridades surcoreanas

El dramático ambiente de reconciliación entre el Norte y el Sur de Corea, preparado por nuestra magnanimidad e iniciativa, llena de alegría y emoción a los surcoreanos de diferentes sectores y todos los coreanos.

Hasta la sociedad internacional evalúa positivamente los esfuerzos de ambas partes coreanas esperando que continúe la corriente de relajamiento de la situación de la Península Coreana.

En estos momentos, se escuchan en el Sur de Corea unos disparates que estropean la coyuntura de reconciliación dejando consternada a la gente.

Se puede citar como ejemplo, lo que dijo el mandatario surcoreano en la reciente rueda de prensa ofrecida por el Año Nuevo.

En esa ocasión, él chismeó que el inicio del diálogo Sur-Norte puede ser considerado como efecto de la campaña de sanción y presión patrocinada por EE.UU. y quiere agradecer al presidente Trump quien realizó un «gran mérito» para ello.

No vaciló en pronunciar la tontería de que la inducción del Norte al diálogo es no para mejorar las relaciones Sur-Norte sino para preparar el espacio de conversaciones destinadas a la «desnuclearización del Norte».

Agregó que no perseguirá únicamente el diálogo, el inicio de éste no significa la solución del «problema nuclear del Norte», coordinará con la sociedad internacional en la sanción anti-Norte y no tiene ninguna idea de relajarla independientemente.

Expuso su siniestra intención diciendo que la mejora de relaciones con el Norte será acompañada con la solución del «problema nuclear del Norte».

La solución del «problema nuclear del Norte», aludida por él, no pasa de ser una versión de la doctrina de «cancelación nuclear del Norte».

Él continuó que la meta no es el diálogo para el diálogo y la cumbre se puede abrir cuando se creen las condiciones suficientes y se logre algún resultado.

¿Cómo es posible que él se porte tan grosera e irrespetuosamente ante la contraparte del diálogo aunque se encuentra en la miserable situación de dejarse llevar por su amo gringo?

Todo el mundo sabe que recientemente, EE.UU. expresó «apoyo» y «bienvenida» al diálogo entre ambas partes coreanas por una parte y por la otra, presiona a las autoridades surcoreanas diciendo que no vale la pena la mejora de relaciones íntercoreanas que no ayude a la «cancelación nuclear del Norte».

No cabe duda que el discurso del mandatario surcoreano en la rueda de prensa por el Año Nuevo tuvo el objetivo de calmar al disgustado patrón norteamericano.

No es casual que las fuentes nacionales y extranjeras ironizaran que la actitud de las autoridades surcoreanas es una veleta que hace conocer el estado de humor de EE.UU.

Es una obligación del ser humano responder a la buena fe y a la sinceridad con las mismas.

Ella hace más falta en el caso de las autoridades de ambas partes coreanas que en la coyuntura de peor enfrentamiento, comenzaron a reanudar a duras penas el hilo de reconciliación y mejora de las relaciones bilaterales.

Si se toma en cuenta la actitud del mandatario surcoreano, nadie pensaría que él tiene la voluntad de mejorar las relaciones íntercoreanas y establecer la confianza entre el Norte y el Sur.

En cuanto a su dicho sobre la cumbre a cambio de algún resultado, todos creerían que ese «presidente» quiere comer sin cocinar.

Es un conocimiento de referencia que la publicación de la declaración conjunta, el comunicado conjunto y el acuerdo será posible cuando se abran las conversaciones.

Todos dudan si es «presidente» o no ese hombre que piensa primero en el éxito y el resultado aun antes de que comiencen las conversaciones.

¿Cuál es lo que se debe apreciar entre la honra y el resultado para la nación en este momento en que se inició el diálogo para la mejora de relaciones entre el Norte y el Sur?

Para lograr buen resultado, ambas partes deben dialogar y esforzarse con sinceridad.

¿Cómo se puede decir que tal interlocutor tiene correcta actitud de mejorar las relaciones?

Nos da pena ver el comportamiento del mandatario surcoreano que expresa agradecimiento a Trump, quien dice que el diálogo Norte-Sur es el resultado de la sanción y presión internacionales patrocinadas por EE.UU., y lisonjea jurando atrevidamente extender las conversaciones Norte-Sur a las entre el Norte de Corea y EE.UU. para la «cancelación nuclear del primero».

Esto revela que las autoridades surcoreanas realizaron ingentes esfuerzos por lograr la participación de la parte norteña en los Juegos Olímpicos Invernales con la siniestra intención de poner la «cancelación nuclear» por encima de la mejora de relaciones Norte-Sur.

A partir de la voluntad sincera de mejorar las relaciones íntercoreanas conforme a la esperanza y deseo de toda la nación coreana, hicimos todo lo posible en un escaso tiempo de varios días por la apertura de las conversaciones de alto nivel Norte-Sur en la dirección de resolver todo lo deseado por las autoridades surcoreanas con respecto a la participación de nuestra parte en los Juegos Olímpicos Invernales.

Ahora estamos en el primer proceso de mejoramiento de relaciones Norte-Sur y de construcción de la confianza entre sí.

Es preciso pensar primero en esforzarse por resolver uno tras otro en el principio de respetar mutuamente para ganarse la simpatía comenzando bien y construyendo la confianza entre ambas partes.

Pero, las autoridades surcoreanas abrigan otra idea precipitándose a obtener algún resultado.

Engañan a la opinión pública hablando como si el diálogo Norte-Sur fuera un resultado de la sanción y presión y un «éxito» inducido por sí mismas.

Si bien publicaron el aplazamiento de los ejercicios militares conjuntos con EE.UU., agravan intencionalmente la situación tratando de introducir los portaaviones nucleares y otras propiedades estratégicas de EE.UU. en las aguas marítimas del Sur de Corea y sus alrededores en vísperas de los Juegos Olímpicos Invernales en que ambas partes coreanas escribirán nueva página de paz.

Entonces, ¿cuál será la verdadera intención de esa aventura militar?

Ya que hemos aceptado con sinceridad e indulgencia las demandas de las autoridades surcoreanas, éstas se portan ahora con arrogancia olvidando su antecedente de andar cabizbajos y cohibidos.

El hecho demuestra que no les interesan los intereses ni las demandas de la nación y ellas son colectivo de vendepatrias proyanquis que piensan únicamente en mantener el poder congraciándose con su amo aunque tengan que sacrificar para eso la cita deportiva invernal y el valioso gesto de mejoramiento de las relaciones Norte-Sur.

Las autoridades surcoreanas no deben equivocarse.

En el futuro también, la RPDC se esforzará mucho por el mejoramiento de relaciones Norte-Sur, pero no estarán con brazos cruzados ante las acciones malsanas que envenenen ese clima.

Todavía, todo no pasa de ser el comienzo.

Hay que tener presente que todavía está en Pyongyang el tren o el autobús en que viajaría nuestra delegación a los Juegos Olímpicos Invernales.

Para comer el arroz, se debe cocinarlo con la mano propia.

A las autoridades surcoreanas les convendrían reflexionar seriamente de las malas consecuencias de su conducta indecente.

 

KCNA

Descubre más desde KFA Euskal Herria

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo