Desfile, concierto y encuentro con los veteranos de la Guerra de Liberación de la Patria
Todo el país celebra por todo lo alto el 27 de julio, Día de la Victoria que registró una leyenda heroica en el trayecto de la revolución coreana siempre victoriosa.
El día 27 tuvo lugar en Pyongyang la marcha de las columnas simbólicas del tiempo de la Guerra de Liberación de la Patria, una pomposa gala artística y encuentro con los vencedores por el aniversario 71 de la gran victoria en la Guerra, exhibiendo el orgullo del pueblo coreano que celebra de siglo en siglo y generación tras generación la enorgullecedora fiesta de la victoria de la República Popular Democrática de Corea, y la continuidad de la tradición de triunfos.
Desfile de la Victoria
En la explanada frente al Palacio de Deportes de Pyongyang, sede de la ceremonia, reinaba un clima de profundo respeto a los primeros defensores de la República Popular Democrática de Corea y triunfadores de la gran década, que salvaron de la crisis de la ruina a la patria y el pueblo y defendieron la paz.
Mientras se interpretaba la música de bienvenida, apareció en la tribuna el estimado camarada Kim Jong Un junto a los veteranos de guerra.
En ese instante, todos los participantes en el acto festivo vitorearon a Kim Jong Un, líder destacado del Partido, Estado y pueblo coreanos, quien con su gran ideología y extraordinaria dirección obra milagros y cambios del siglo escribiendo una crónica de victorias sucesivas.
Kim Jong Un saludó cordialmente a la multitud agitando la mano.
Con él ocuparon la tribuna los veteranos de guerra que trabajaron durante muchos años en el Partido, el gobierno y el ejército.
También estaban presentes allí los cuadros del Partido y el gobierno, los altos mandos del Ministerio de Defensa Nacional y los comandantes de las grandes unidades combinadas del Ejército Popular de Corea.
Fueron invitados a la ceremonia los titulares y otros integrantes de las representaciones diplomáticas de varios países acreditados en Corea.
Figuraban además los participantes en los actos festivos de la efeméride, funcionarios del Comité Central del Partido, oficiales y soldados del EPC, directivos y personas de mérito de ministerios, órganos centrales y la capital, alumnos de escuelas revolucionarias y jóvenes estudiantes de la enseñanza superior.
La explanada y la zona contigua al Palacio de Deportes estaban repletas de capitalinos que acudieron al lugar para presenciar el acto.
Al toque del clarín que anunciaba el inicio de la ceremonia, la banda militar general ofreció su actuación de gala con melodías ligeras, ritmos dinámicos y habilidades singulares reproduciendo aquella emoción y júbilo que reinaban en la plaza hace más de 70 años.
La marcha de las columnas simbólicas comenzó llevando al frente un retrato de Kim Il Sung, invencible comandante de acero, quien guiando a la incipiente República, convirtió la tradición de la «invencibilidad» del arrogante imperialismo norteamericano en la de afrenta y derrota y encumbró el nombre y bandera nacionales.
La columna vanguardia fue la de la compañía de corps que avanzó enarbolando los retratos del tiempo de la guerra de Hyon Chol Hae, Yon Hyong Muk, Pak Song Bong, Sim Chang Wan y otros hombres fieles quienes durante la enconada guerra formaron un muro antibalas en defensa de la Comandancia Suprema con el credo de que la defensa a ultranza al líder asegura todas las victorias y glorias.
Los bloques simbólicos de la primera unidad guardia, que hizo un aporte excepcional a la victoria en la guerra, y de las divisiones guardias legendarias aparecieron uno tras otro en la explanada agitando los estandartes que testimonian sus méritos imborrables.
Los retratos de los héroes como Kang Kon, ex jefe del Estado Mayor General del EPC, Choe Hyon, ex jefe de división, Ri Su Bok y An Yong Ae, encabezaban la columna de la Segunda División Guardia de Infantería Kang Kon que avanzó a pasos firmes con el orgullo de haber derrotado a los agresores en la defensa de la cota 1211, conocida por el enemigo como «valle de trampa».
Saltaban a la vista las fotos de Kim Chaek, ex comandante del frente, y otros generales aguerridos procedentes de la guerrilla antijaponesa en la parte delantera de las filas de la Tercera División Guardia de Infantería «Seúl» y de la Cuarta «Seúl» Kim Chaek que crearon el milagro de liberar a Seúl a 72 horas de comenzada la guerra y sentaron el ejemplo del asedio moderno en la operación de liberación de Taejon.
Los espectadores rindieron homenaje a los comandantes de la primera generación de las fuerzas armadas revolucionarias reconociendo que los 1, 129 días de la Guerra de Liberación de la Patria se llenaron de méritos relevantes porque las unidades guardias fueron comandadas por los ex combatientes antijaponeses que materializaron impecablemente la orientación estratégica e intento de operación de la Comandancia Suprema considerando como vida la fidelidad al líder.
Los bloques de la Sexta División Guardia de Infantería, que realizó proezas en las operaciones móviles y sorpresivas, y de la 12ª División de Infantería Andong Choe Chun Guk, conocida como unidad tigre en las montañas de la región oriental del país, marcharon con las fotos de Han Kye Ryol, precursor del movimiento «Mi cota», Kang Ho Yong, Jo Sun Ok y otros héroes.
Desfiló la columna de la División Guardia de Tanques 105 «Seúl» Ryu Kyong Su que durante la guerra irrumpió primero en las calles de Seúl e izó la bandera de la RPDC en este bastión enemigo y avanzó hacia Taejon, Taegu y Pusan aniquilando sin piedad la «división invencible» del imperialismo yanqui.
Kim Jong Un estimuló con la mano levantada a las columnas simbólicas de las divisiones guardias en que se veían los rostros jóvenes de los guardias de corps y la primera generación heroica que encarnaban la fidelidad al Partido y el líder, el heroísmo masivo y la abnegación patriótica.
Marcharon seguidamente el bloque de la segunda flotilla guardia de torpederos que creó el milagro de Jumunjin, cuya batalla quedó registrado de forma excepcional en la historia de batallas navales, así como el bloque del regimiento héroe guardia de cazas Kim Ji Sang no.56 que acabó con la «supremacía aérea» de EE.UU.
Se reflejaban en los retratos de héroes y estandartes del 18º regimiento guardia de infantería Ri Hun y otros no.10, no.14 y no.86 la determinación de cumplir a ultranza las órdenes del líder cubriendo más de cien ríes en una sola noche si fuera preciso, el espíritu de romper a todo trance el cerco enemigo y el de la batalla a muerte.
Pasaron igualmente las columnas de los 19º y 23º regimientos guardias de artillería antiaérea que defendieron a costa de la vida la seguridad de la Comandancia Suprema al convertir el cielo de Pyongyang en un muro inexpugnable.
Les siguieron el bloque del Ministerio del Interior que descubrió y aniquiló a un gran número de espías y saboteadores en la retaguardia enemiga y la nuestra y el de los trabajadores ferroviarios que aseguraron el transporte de materiales bélicos bajo la lluvia de las bombas.
Todos los espectadores aplaudieron fuertemente a las filas simbólicas redoblando la voluntad de continuar el indoblegable espíritu de lucha de la generación heroica que creó la historia de la gran victoria en la guerra.
A continuación, entraron en la explanada las columnas de las fuerzas terrestres, navales y aéreas del heroico Ejército Popular de Corea, defensor del poder de la RPDC, que salvaguarda con firmeza el territorio, el mar y el cielo jurisdiccionales de la patria, demostrando la determinación de concluir la confrontación antiyanqui con la victoria aplastante de la Corea poderosa, la invencibilidad, modernidad y heroísmo de las fuerzas armadas revolucionarias.
Marchó con estandartes del Ministerio de Defensa Nacional y las grandes unidades combinadas la fila de las fuerzas terrestres que representan la gran victoria que continúa de generación en generación.
Les siguieron las unidades de fuerzas navales y aéreas.
Las columnas exhibieron su decisión de cumplir sin falta la gran empresa justa, preparada generación tras generación y de siglo en siglo, empuñando el arma todopoderosa que les ha dado el gran Comité Central del Partido.
Desbordaban en el escenario de la ceremonia el orgullo del pueblo por contar con un ejército excelente, que hace más poderosos el PTC y el Estado en los campos de defensa de la soberanía nacional y el pueblo y de la creación gigantesca por la prosperidad eterna de la patria y bienestar del pueblo materializando, al pie de la letra, la consigna inscrita en su estandarte, y el sentimiento de gratitud sincera al CC del Partido que lo ha formado.
Kim Jong Un envió cordialmente un saludo militante a los guardias de la nueva generación que defienden a muerte nuestra idea y causa a la vanguardia de la revolución con sus armas que reflejan el noble espíritu de la generación triunfadora.
Todos los participantes en la marcha vitorearon al patriota y comandante de acero sin par, quien coloca en la cima la dignidad, el prestigio y el poderío de la Corea socialista legando a la posteridad la tradición de la victoria y el espíritu heroico del 27 de julio.
Terminada la marcha, una flotilla de aviación del EPC sobrevoló la explanada dejando estelas en forma de varillas del abanico.
Los vítores estremecieron el lugar y los cautivadores fuegos artificiales adornaron el cielo nocturno de julio.
Kim Jong Un respondió cordialmente a los saludos de la multitud con la mano levantada.
La ceremonia fue un hito significativo que puso de pleno manifiesto la voluntad del ejército y pueblo coreanos de eternizar la historia victoriosa de más de 70 años de la Corea del Juche, que es grandiosa tanto en su comienzo como en su continuación, y glorificar la época de Kim Jong Un como la de nuevas victorias, glorias y prosperidad.
Encuentro con los vencedores
En tanto los sucesores toman mayor conciencia de su misión de dar firme continuidad al gran espíritu de defensa de la patria y la tradición de la victoria, el día 27 tuvo lugar en esta capital un encuentro con la generación triunfadora por el 71º aniversario de la victoria en la Guerra de Liberación de la Patria.
En el Palacio de Deportes de Pyongyang, sede del acto, desbordaban el orgullo de la generación triunfadora, que preparó con su patriotismo, fidelidad y esfuerzos inagotables el patrimonio ideo-espiritual de la patria y el pueblo que será legado a toda la posteridad, el respeto de nuevas generaciones hacia los precursores de la revolución y el honor de todos los participantes por ser ciudadanos del país vencedor en la guerra.
Mientras resonaba la canción «27 de julio, día de la victoria», los participantes acogieron con fuertes aplausos a los veteranos y personas de mérito del tiempo de guerra que entraban en la sede con las órdenes y medallas en el pecho que atestiguaban su proeza de haber derrotado al imperialismo norteamericano.
Asistió a la ceremonia el estimado camarada Kim Jong Un. A su llegada al Palacio de Deportes de Pyongyang, intercambió saludos cordiales con los veteranos de guerra que durante muchos años desempeñaron cargos importantes en el Partido, el gobierno y el ejército.
Cuando salió a la tribuna con los veteranos mientras se interpretaba la música de bienvenida, todos gritaron vivas hacia él que encarna la gran dignidad y fuerza del invencible PTC y la poderosa RPDC y bandera de todas las victorias y glorias.
Los niños entregaron ramos de flores a él y los veteranos que lo acompañaban.
Respondiendo a las aclamaciones de la multitud, él extendió cálidas felicitaciones a los veteranos y habitantes de todo el país y los oficiales y soldados del Ejército Popular de Corea.
Estaban presentes en el acto los miembros del Presidium del Buró Político del CC del PTC y otros cuadros del Partido, gobierno y ejército junto con los participantes en las festividades de la efeméride, funcionarios del CC del PTC, oficiales y soldados del EPC, directivos y hombres de mérito de ministerios, órganos centrales y esta capital, alumnos de escuelas revolucionarias y estudiantes de distintos niveles de enseñanza.
Fueron invitados los representantes y otros miembros de las representaciones diplomáticas de varios países en Corea.
Se interpretó solemnemente el himno nacional de la RPDC.
Pronunció un discurso Ri Il Hwan, miembro del Buró Político y secretario del CC del PTC.
Por el encargo de Kim Jong Un, el Partido y el gobierno, felicitó cordialmente a los veteranos de guerra, todo el pueblo coreano y los militares que celebran el día de la victoria con gratos recuerdos y gran orgullo, y rindió homenaje a los soldados heroicos y mártires patrióticos caídos en la guerra sagrada en defensa de la patria.
Este encuentro significativo con los creadores y representantes de la gran historia en ocasión de la fiesta más valiosa para nuestra patria es un orgullo de nuestro Estado y pueblo y una fortuna de nuevas generaciones, dijo y agregó que es un honor para la generación actual el mismo hecho de que pudiera recordar no sólo con el dolor sino también con el honor aquella época dramática en que la guerra más terrible terminó con la victoria más grande.
Investido de tal honor, nuestro Estado pudo adquirir un potencial tremendo que caracteriza al país triunfador de guerra y el pueblo coreano consiguió el patrimonio espiritual que en los días ordinarios, no habría podido obtener ni darse cuenta ni con la lectura de miles de libros, expresó.
Diciendo que la defensa y creación de la historia de más de 70 años con el espíritu del tiempo de guerra constituyen una tradición orgullosa y característica de la revolución coreana, evaluó a los defensores de la patria de la década de 1950, que salvaguardaron honrosamente la gloriosa RPDC preparando el imperecedero espíritu heroico, de prototipos de patriota verdadero y revolucionario ferviente que deben ser elogiados y imitados por todas las generaciones venideras.
El festival de hoy marca la cumbre de la gloria que ha preparado la generación triunfadora en la guerra junto con la otra de los sucesores que han cumplido con coraje su misión de preservar esa victoria convirtiendo las décadas tan arduas como la guerra en el período de milagros y saltos legendarios, apuntó.
El espíritu de la generación vencedora es eterno, pues nos convierte en un pueblo siempre poderoso y grandioso y, al continuarlo con firmeza, lograremos victorias más grandes y valiosas, afirmó y volvió a agradecer y saludar sinceramente a los veteranos de guerra que consagraron todo por la historia de victorias, que continuará para siempre, y la prosperidad de la patria triunfadora.
En el acto se proyectó un documental sobre las proezas y el espíritu de lucha de la generación vencedora.
La guerra coreana, impuesta a la Corea recién fundada como verdadero país del pueblo en el Oriente, fue la materialización de la estrategia de hegemonía mundial del imperialismo norteamericano que perseguía esclavizar a la RPDC, Asia y, a la larga, toda la humanidad.
Esta confrontación con el prepotente caudillo del imperialismo, que tenía una historia de más de cien años de guerras de agresión, fue demasiado desigual para nuestro Estado que entonces, llevaba apenas 2 años de fundado.
Muchos pasajes de la película mostraron la verdadera naturaleza de la guerra coreana impuesta por el imperialismo norteamericano como la de la masacre en que fueron asesinados civiles pacíficos que representaban casi un sexto de la población de la RPDC en aquel tiempo, cifra que supera mucho más el número de bajas entre los militares, y como la conflagración que causó resultados inimaginables del salvajismo, barbaridad y crueldad.
Los veteranos y las personas de mérito del tiempo de guerra recordaron que hace más de 70 años se alzaron en la resistencia a muerte de todo el pueblo por una historia a ser corregida sin falta y por un futuro de la potencia, que podían obtener sólo con la victoria, tomando la conciencia de su misión de comprobar que ni Corea ni su pueblo son débiles.
Se desfilaron las escenas que demostraban que en esos rifles, que mataron a más enemigos con bayonetas que con balas en las batallas tan desiguales en lo numérico, estaban cargados toda la fuerza milagrosa y espíritu indoblegable que crearon la historia de la gran victoria en la guerra.
Los videntes comprendieron lo que era el espíritu de los triunfadores de la guerra a través de las escenas en que unos soldados inscriben en una roca el juramento de fidelidad al líder antes de salir al combate de cuerpo a cuerpo, un soldado con manos y pies heridas aprieta con la mandíbula el disparador de la ametralladora pesada, unos combatientes cubren con su cuerpo las aspilleras enemigas y la bandera nacional que flamea en la cima de una cota ocupada a cambio de sangre y vida de los compañeros.
Las escenas históricas narran que la retaguardia también fue un frente para el pueblo coreano, que luchaba con el único deseo de ganar la guerra sintiendo el cálido amor a la patria y el odio visceral a los enemigos, y que el día de victoria se adelantó y la valiosa tradición a mantener y glorificar para siempre se prepararon gracias a muchos movimientos masivos como el de incorporación al frente, el de emulación por el aumento de producción en el tiempo de guerra, el de tracción de muchas cargas, el de aradoras, el de cosecha abundante y el de donación de arroz.
Todos los espectadores volvieron a constatar que la clave de la victoria fue la sabia dirección del Presidente Kim Il Sung, quien condujo la guerra con su extraordinaria idea y estrategia militares y métodos de combate y formó con gran amor y confianza a los hombres comunes como protagonistas de la época heroica, y la convicción de todos los militares y civiles de que triunfarán sin falta siempre que cuentan con él.
Las escenas sobre el aspecto majestuoso de la RPDC, que hoy día, defiende sus derechos e intereses y la paz verdadera con su capacidad de autodefensa con que puede doblegar a cualquier enemigo poderoso, enseñaron a los que crecieron sin conocer la guerra en este país poderoso que es grandiosa la historia de la victoria en la guerra, pero es más sagrada la de su defensa y continuación.
Los ramos de flores dedicados a los veteranos de guerra por sus descendientes fueron una expresión de respeto y veneración a ellos que trabajaron con abnegación durante toda su vida por la victoria y por la gran potencia para hacer realidad el anhelo de sus compañeros de armas.
Todos los participantes reafirmaron su decisión de continuar eternamente la gloriosa tradición de victorias al apoyar con total entrega la idea y dirección del gran Comité Central del Partido que hace más segura y sólida la supremacía militar por el porvenir eterno de la revolución y la nación.
Pronunciaron palabras de juramento el coronel de fuerzas terrestres Ri Un Ryong y el capitán de corbeta Yu Kyong Song.
Los oradores expresaron sus impresiones sobre el documental que relata los días encarnizados de la guerra, o sea, el momento fatal que tuvo que vivir la generación triunfadora, y prosiguieron que la bravura y méritos de numerosos soldados heroicos que obtuvieron la victoria del 27 de julio los ayudan a ser más conscientes de su misión de defender la patria.
Gracias al espíritu revolucionario y méritos indelebles de la generación vencedora que convirtió en el periodo más orgulloso la década fatal que estuvo a punto de terminar en una tragedia, nuestras fuerzas armadas revolucionarias se han dotado de extraordinaria audacia, fuerza y dignidad y están seguras de su victoria sobre cualquier enemigo poderoso, apuntaron.
Exhibiendo gran odio a los imperialistas norteamericanos y los gánsteres militares de la República de Corea fantoche que también en estos momentos andan desesperados por desatar una guerra nuclear desde más allá de la frontera sur de la RPDC, manifestaron la decisión de protagonizar muchos más milagros y victorias que aquellas unidades guardias del tiempo de guerra que provocaron pánico a los enemigos y aquellos marineros que crearon el mito de la historia mundial de batallas navales al hundir con sólo 4 torpederos el crucero pesado estadounidense.
Los oradores juraron solemnemente ante el estimado camarada Kim Jong Un, el Partido y el Estado que serán defensores valientes del poder estatal, la integridad territorial y el mar jurisdiccional teniendo presente el propósito de toda la vida y la encomienda de los veteranos de guerra y exterminarán con un ataque aplastante a los enemigos tan pronto como les diera la orden el Comandante Supremo, al consolidar por todos los medios la capacidad de respuesta a la guerra y de combate.
Terminado el encuentro, volvieron a estallar las aclamaciones.
Kim Jong Un formuló votos por la salud y larga vida de todos los veteranos que llevan una vida excelente luchando con abnegación por la prosperidad de la querida patria y la felicidad de las jóvenes generaciones.
Saludó largos ratos a todos los reunidos deseando que mantuvieran con firmeza el espíritu de la generación de vencedores conservando en el alma la dignidad y el honor de ser ciudadanos del país triunfador en la guerra.
Todos los participantes se conmovieron ante la noble obligación moral revolucionaria y la camaradería de Kim Jong Un por los veteranos de guerra.
El encuentro fue una ocasión significativa que multiplicó la fe, el ánimo, la pasión y el empeño de todos los habitantes y militares del EPC por continuar con firmeza y glorificar para siempre, bajo la dirección del gran CC del PTC, la historia y tradición de la victoria sagrada y cumplir sin falta la gran empresa de construir un país próspero y un ejército poderoso, que anhelaba la generación de triunfadores.
Función artística
Por la noche del día 27 tuvo lugar ante el Monumento a la Victoria en la Guerra de Liberación de la Patria una pomposa gala artística que hizo más jubiloso y emocionante el día de la gran victoria en la guerra que brilla como símbolo de honor y triunfo de la muy prestigiosa República Popular Democrática de Corea.
Ese lugar de educación en la tradición de la victoria, donde se levanta el grupo escultórico de los primeros defensores de la RPDC, estuvo rebosante del orgullo de la generación triunfadora en la guerra, artífice de la victoria mítica sin precedentes en la historia mundial de guerras, y de sus sucesores que han continuado de una manera honrosa tal tradición grandiosa e indoblegable espíritu heroico durante más de 70 años.
Cuando el estimado camarada Kim Jong Un llegó al lugar con los veteranos de guerra, estallaron estruendosas vivas y fuegos artificiales.
Todos los participantes rindieron homenaje y gloria al gran camarada Kim Jong Un quien escribe una nueva e imborrable crónica del país próspero y ejército poderoso con la continuación cabal y genuina obligación moral revolucionaria inyectando a la potencia independiente el espíritu de la gran década con que se ha sentado a costa de la sangre el cimiento eterno de la RPDC.
Unos niños entregaron ramos de flores a él y los veteranos de guerra.
A la ceremonia fueron invitados los cuadros, que durante muchos años ocuparon cargos importantes en el Partido, el gobierno y el ejército, y sus familiares.
Los miembros del Presidium del Buró Político del Comité Central del PTC y otros cuadros del Partido y el gobierno asistieron a la función con los participantes en las festividades de la efeméride, los alumnos de escuelas revolucionarias, los capitalinos y los jóvenes y estudiantes.
Figuraban además los altos mandos del Ministerio de Defensa Nacional, los comandantes de las grandes unidades combinadas y otros oficiales y soldados del Ejército Popular de Corea.
También estaban presentes en el acto los representantes y otros miembros de las representaciones diplomáticas de varios países en Corea.
Mientras se interpretaba solemnemente el himno nacional de la RPDC, se proyectaba en el fondo de escena la sagrada bandera nacional.
Todos los participantes contemplaron con veneración la bandera nacional de la RPDC que simboliza la sangre de los combatientes heroicos, quienes obtuvieron la victoria del 27 de julio, el noble espíritu expuesto por cada una de las generaciones de la revolución para preservar ese triunfo que les costó muy caro durante más de 70 años después de la guerra, y el futuro prometedor de la Corea del Juche.
La función comenzó con la narración y canción «¡Cuenten, fuegos artificiales de la victoria!» y le siguieron las canciones del tiempo de guerra e himnos a la victoria y otras de convicción que resonaban en las décadas de la sucesión.
La «Canción de la defensa de la Patria», que en junio de 1950, movilizó a todo el país a la guerra para aniquilar a los agresores, y otras del tiempo de guerra hicieron recordar la resistencia patriótica de todo el pueblo que defendió la dignidad y soberanía de la patria en la avanzada del Oriente e impidió resueltamente el estallido de una nueva guerra mundial.
Cantando apasionadamente las canciones de vida y lucha de la gran generación heroica, los artistas rindieron homenaje a los participantes en la Guerra que bajo la guía de su líder preeminente sentaron el ejemplo de la defensa de la patria, la revolución y la paz ante los graves desafíos y los desastres indecibles tras la fundación del Estado.
Viendo proyectada en la escena la imagen de Kim Il Sung, invencible comandante de acero, quien dirigiendo a la Corea recién fundada, hizo sufrir la vergonzosa derrota al imperialismo norteamericano por primera vez en su historia y situó dignamente en la posición de la potencia el nombre y la bandera nacionales, los espectadores constataron que el milagro del 27 de julio es el patrimonio más valioso de la patria y la noble tradición que se debe continuar para siempre.
La función llegó al clímax con las canciones «¡Cuenten, fuegos artificiales de la victoria!» y «27 de julio, día de la victoria» que son himnos al triunfo en la guerra nacidos en la nueva época.
Terminada la gala, el director y demás artistas principales entregaron ramos de flores a unos veteranos de guerra en reflejo del respeto que todo el colectivo artístico sentía por ellos.
Se escucharon otra vez las aclamaciones y se lanzaron los fuegos artificiales alumbrando la estatua «Victoria» y los grupos escultóricos de soldados heroicos como testimonio de veneración a la generación triunfadora, que ha creado el mito de la fuerza más justiciera con su gran convicción y unidad en aquella década que decidía el futuro de la revolución coreana.
Todos los participantes tomaron la firme decisión de levantar sin falta una potencia próspera del Juche, admirada por el mundo, al coronar con grandes victorias, bajo la guía del estimado camarada Kim Jong Un, el futuro de la revolución tomando como fuerza motriz el invencible espíritu del 27 de julio.
Celebran en todo el país el Día de la Victoria
Todo el pueblo coreano festeja por todo lo alto el 71º aniversario de la victoria en la Guerra de Liberación de la Patria.
Una oleada humana acudió a la plaza del Palacio del Sol Kumsusan, supremo lugar del Juche, donde están conservados los restos del Presidente Kim Il Sung y el Dirigente Kim Jong Il.
Rindieron homenaje a los líderes antecesores quienes defendieron firmemente la soberanía y dignidad de la patria con sus destacadas ideas y teorías militares, diestras estrategias y tácticas y coraje incomparable poniéndose en la primera línea de la batalla antiyanqui.
Los oficiales y soldados del Ejército Popular y los trabajadores visitaron los lugares de interés histórico-revolucionario donde están impregnadas las hazañas de guía por la victoria de guerra, acumuladas por el gran Líder que creó el milagro militar sin precedentes y propició el nacimiento de la Corea heroica.
Los visitantes al Cementerio de Mártires Revolucionarios del Monte Taesong, el de Mártires Patrióticos en la Comuna de Sinmi y el de Mártires Participantes en la Guerra de Liberación de la Patria depositaron en estos lugares los ramos y ramitas de flores.
Tuvieron lugar en distintas localidades del país los encuentros con los veteranos de guerra y los héroes de la República.
Numerosos trabajadores, jóvenes y estudiantes estuvieron en las casas de veteranos compartiendo el sentimiento fraternal.
Se ofrecieron las funciones de festejo en la capital y las provincias de Phyong-an del Sur, Jagang y Hamgyong del Sur y las ciudades de Nampho y Kaesong, etc.
El mismo día, se entabló en el Centro de Balonmano de la capitalina Avenida Chongchun un partido femenino de este deporte.
Estuvieron repletos de clientes los establecimientos de servicios gastronómicos y públicos.
Además, se realizaron los bailes de festejo de los jóvenes y las miembros de la Unión Socialista de Mujeres de Corea y los juegos deportivos y recreativos de los trabajadores en Pyongyang y las capitales provinciales, ciudades y distritos.
ACNC