Artículo en Corea de Hoy: “La amenaza nuclear dio lugar a la línea de impulsar paralelas la construcción económica y la preparación de armas nucleares”
La amenaza nuclear dio lugar a la línea de impulsar paralelas la construcción económica y la preparación de armas nucleares
En Pyongyang, capital de la RPDC, se celebró el pleno de marzo de 2013 del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, en que se aprobó la nueva línea estratégica de desarrollar paralelas la construcción económica y la preparación de armas nucleares.
Esta línea encierra la inconmovible fe y la voluntad del PTC de fortalecer fuerzas armadas nucleares autodefensivas para terminar con victoria definitiva el enfrentamiento con EE.UU. y adelantar cuanto antes la construcción de una potencia socialista próspera.
El pleno se efectuó en una circunstancia compleja. Los imperialistas encabezados por los norteamericanos se entregaban a las maquinaciones para aislar y aplastar a nuestra República movilizando todas las fuerzas políticas, económicas y militares, mientras tanto, los belicistas norteamericanos efectuaban alocadamente junto con sus títeres surcoreanos ejercicios militares para pegar fuego a la mecha de una guerra nuclear trayendo sin cesar al Sur de Corea sus medios bélicos nucleares desde su propio territorio y sus bases exteriores.
La situación llegó al borde de una guerra nuclear. En esta situación el PTC aprobó la importante medida de desarrollar paralelas la construcción económica y la preparación de armas nucleares. Esta no es una contramedida temporal para hacer frente a ese cambio brusco de la situación sino una línea estratégica que mantener perpetuamente mientras que permanece el imperialismo y existe la amenaza nuclear.
El pueblo coreano ha venido sosteniendo desde la liberación la lucha por la reunificación y la prosperidad de su país. Pero a cada paso se enfrentó con la política de hostilidad de EE.UU. conducida a aplastarnos.
Durante la guerra coreana, en noviembre de 1950, el entonces presidente norteamericano Truman, dijo en una conferencia de prensa que “estaba estudiando el uso de bombas atómicas”, y Mac Arthur confesó que tenía planeado lanzar de 30 a 50 bombas atómicas en la zona fronteriza entre Corea y China. En septiembre y octubre de 1951 los bombarderos “B-29” de la aviación norteamericana realizaron ejercicios de lanzar esas bombas sobre Pyongyang. Para recuperarse de sus sucesivas derrotas en la guerra coreana, examinando la operación de “Nueva ofensiva” en 1953, EE.UU. discutió el uso en ella de bombas atómicas por su aviación.
Al repetir derrotas, las autoridades yanquis bajaron a la comandancia de su aviación el plan de operación clasificado de usar masivamente dichos artefactos mortíferos en Corea y China. En la década del 60 del siglo pasado, se despachó a sus aviones en el Sur de Corea, que portaban bombas atómicas, la orden de estar listos para despegarse a fin de atacar al Norte de Corea dentro de 15 minutos.
En el nuevo siglo se han hecho más abiertos los chantajes nucleares de EE.UU. En 2010 el entonces secretario de defensa de EE.UU. dijo que “en el informe del examen del estado nuclear, se ha puesto sobre el tapete todas las opciones”, con lo que dejó ver abiertamente su invariable intento de ataque nuclear.
De sobra está decir que esta política de hostilidad norteamericana ha puesto inmensos obstáculos al desarrollo y el progreso normales de Corea. El pueblo coreano, que vive en medio de la persistente amenaza nuclear, había deseado la desnuclearización pronta en su Península para poder vivir en un ambiente pacífico.
El Gobierno de Corea consideró eliminar la amenaza nuclear en la Península como un problema vital relacionado con el destino de la nación y como una necesidad indispensable para la paz y la seguridad en Asia y el resto del mundo e hizo todos los esfuerzos posibles para la desnuclearización en la Península.
A fines de los años 50 propuso convertir al Asia en una zona de paz, sin armas nucleares, a mediados de los 80 subscribió el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, y en los 90 firmó la Declaración Conjunta para la Desnuclearización en la Península de Corea e hizo sinceros esfuerzos para su cumplimiento exitoso.
Sin embargo EE.UU., como portador de las armas nucleares, obstaculizó la labor para eliminarlas en la Península de Corea. Negó hasta el espíritu principal de dicho Tratado. Se entregó abiertamente al chantaje nuclear contra nuestro país, y sin hacer caso nada del Acuerdo Básico que firmó con nuestro país prometiéndole oficialmente no usar las armas nucleares contra él ni amenazar con ellas, lo definió como blanco de su primer ataque nuclear. Realizó sin cesar toda clase de simulacros de guerra en el Sur de Corea y en sus alrededores, movilizando sus armas nucleares con lo cual se aumentó cada día más el peligro de guerra nuclear.
Al hacerse el nuestro un legítimo país poseedor de armas nucleares llegó al extremo el chantaje nuclear de EE.UU. contra él. Cuando nuestro país puso en órbita un satélite artificial con fines pacíficos, lo tildó de “disparo de misil balístico” y se las arregló para que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptara una “resolución” contra nosotros, lo que era la continuación y culminación de su política de hostilidad contra Corea.
Esta constante amenaza nuclear nos obligó a fortalecer cuantativa y cualitativamente las armas nucleares.
EE.UU. recurrió a toda clase de medios y métodos para poder realizar su propósito de quitarnos las armas nucleares y subvertir nuestro régimen político. Por una parte nos amenazó y chantajeó diciendo que con armas nucleares no podemos lograr desarrollo económico, y por la otra, nos halagó prometiéndonos ayudar a vivir mejor si procedemos a otra opción.
Si no hubiera la política de enemistad y la amenaza nuclear de EE.UU, no habríamos necesitado armas nucleares como medio de disuasión de guerra, y podríamos concentrarnos en el desarrollo social y económico.
Pero EE.UU. nos quiere morder con sus dientes nucleares, obligándonos a armarnos con pinzas también nucleares para sacárselos y matarlo cuando se lanza sobre nosotros. Hemos nacido también para vivir, y esto dignamente, y seguiremos invariablemente con nuestra opción: justa e inevitable: desarrollar paralelamente la construcción económica y la preparación de armas nucleares.
Ri Hyon Do