Acogen el 115º aniversario del Día Internacional de la Mujer Trabajadora las mujeres coreanas que disfrutan de una vida digna en el regazo del Partido del Trabajo de Corea, celebrando este día con encuentros, reuniones, juegos deportivos, recreativos y bailes.
En los éxitos orgullosos del año 2024, en que se demostraron la invencibilidad y el porvenir brillante del socialismo al estilo coreano, están registrados los méritos de las revolucionarias que dedicaron la conciencia pura y la sinceridad a la causa del apoyo de la patria poderosa y del fortalecimiento de poderío estatal, siguiendo el camino de la victoria conducido por el Comité Central del Partido.
La política de dar importancia a la población femenina, practicada por el Partido del Trabajo de Corea y el gobierno de la RPDC, asegura a las mujeres la vida feliz y digna y los auténticos derechos humanos en todos los aspectos de la vida social.
Están en vigencia en el país las leyes y las políticas estatales y sociales a favor de la población femenina.
La ley de igualdad de derechos del hombre y la mujer, elaborada y promulgada por el Presidente Kim Il Sung en julio de 1946, permitió a las mujeres coreanas, al igual que los hombres, hacer contribución a la revolución, la construcción y el desarrollo social.
Las obreras comunes son elegidas diputadas a la Asamblea Popular Suprema y muchas mujeres ejercen a sus anchas sus derechos políticos en las instituciones gubernamentales a todos los niveles.
Como ejemplo tenemos a la Heroína del Trabajo, camarada An Myong Ok:
An Myong Ok
Trabajé como presidenta del Comité Popular de la ciudad Phyongsong hasta quedarme jubilada hace 3 años.
Rememoro a veces lo pasado, como dice un refrán: La vejez se pasa con recuerdos.
En julio de 2014 hice la visita a Nepal al frente de la delegación de amistad de la ciudad Phyongsong.
En el encuentro con los directivos del Comité Central del Partido Obrero-Campesino de Nepal en la ciudad nepalesa Bhaktapur, ellos me preguntaron:
«Señora jefa de la delegación, le pedimos decirnos cómo ocupó el puesto de presidenta del Comité Popular de la capital provincial.’
Ya recibí tal pregunta hacía años durante la visita a Rusia y Bulgaria, pues les conté de nuevo mi historia.
Yo, nacida como hija de un obrero forestal, me gradué del curso universitario gracias a los beneficios del país y luego trabajé como maestra en una escuela secundaria del distrito montañoso Sinyang.
En aquel entonces, dediqué lo todo tanto a las lecciones como a las actividades extraescolares, teniendo presente las instrucciones del gran Líder Kim Il Sung de enseñar bien a los alumnos.
A los 29 años de edad, cuando era aún soltera, fui electa diputada a la Asamblea Popular Suprema de la República.
Los lugareños se alegraron mucho diciendo:
«Nació la diputada muchacha por primera vez en el distrito montañoso. ¡Cuánto se habrían regocijado de este suceso tus padres si hubieran vivido hasta hoy! Te deseamos trabajar en adelante tal como enseña el Padre Líder.»
¡Cómo habría podido laborar durante 35 años como diputada a la APS la hija de un trabajador común, sin el agradecido régimen socialista que permite hasta a las mujeres participar en la discusión de los asuntos estatales como diputadas y las evalúa en alto al cumplir bien la misión asumida, haciéndoles muestra de su gran benevolencia!
En mi país hay una obra dramática ‘Recordaremos el hoy’, laureada con el premio Kim Il Sung.
Se trata del espíritu indoblegable y el ardiente amor a la tierra natal, manifestados por la población de un distrito montañoso, a través de la construcción de una minicentral eléctrica en la segunda mitad de la década de 1990 cuando el país atravesaba peores dificultades.
Su protagonista real soy yo que en aquel entonces trabajaba como presidenta del Comité de Dirección Administrativa y Económica del distrito Sinyang.
El gran Dirigente Kim Jong Il tomó toda la medida para que las mujeres trabajaran bien en sus puestos, presentándolas como poderosas fuerzas que empujan una de las ruedas de la revolución.
Bajo su atención benévola, laboré durante 34 años como presidenta del Comité Popular en el distrito o la ciudad, tuve el honor de recibir los certificados de reconocimiento de los grandes Líderes Kim Il Sung y Kim Jong Il, participar en varias conferencias nacionales y retratarme como recuerdo con los grandes Camaradas del monte Paektu.
En enero de 2012, se me confirió el título de Heroína del Trabajo.
Al escucharme, los extranjeros dijeron:
‘Su historia emocionante es la abreviatura del orgullo y la dignidad de la mujer coreana.’
Aún hoy, suelo decir a mis allegados.
Por estar afortunados con el Líder, existe mi vida saturada del honor y felicidad, brilla la vida de las mujeres y es radiante el futuro de vosotros y de todo el pueblo.
An Myong Ok
El avance y desarrollo vigorosos del socialismo y el fortalecimiento del poderío nacional coreano son impensables sin el sentido de la lealtad y el patriotismo de las mujeres coreanas que impulsan una de las ruedas de la revolución hacia la victoria bajo la dirección del Partido.
Como dijera el estimado camarada Kim Jong Un en la V Conferencia Nacional de Madres: «El nombre de «trabajadora» es muy modesto, pero es el honor y distintivo del ser comunista que se consagra a nuestra causa convencido de su veracidad y victoria».